Paternidad, homosexualidad y literatura cruzan las viñetas de este largo tebeo para explicar la cara oculta de una familia realmente especial. Proust, Camus, Henry James, Wilde, Scott Fitzgerald, Faulkner... Son innumerables las referencias literarias con las que la joven protagonista trata de entenderse y entender a quienes le rodean, sobre todo a su padre, un homosexual reprimido que opta por la impostura en lugar de vivir conforme a sus tendencias.
Es más fácil aparentar lo que no se es que ser como uno realmente es. Quedarse con la imagen que refleja el espejo es una tentación demasiado poderosa y quizás, en el caso del padre de esta historia, la única que le está permitida. Por esa misma razón, la niña, su hija, observadora compulsiva de sí misma, tampoco tiene otro camino que el de reconocer su propia condición por simple oposición a su progenitor. En un ataque de reflexión freudiana, Bechdel reconoce que le tocó a ella aportar la condición masculina en su familia y que fue una opción vital a la que llega, no a través de la experiencia corporal, si no a través del intelecto. Con miedo, con mucho miedo, la joven se declara lesbiana poco antes de que conozca la tendencia homosexual de su padre, momento en el que el extraño comportamiento de este hombre atormentado cobra sentido a los ojos de su hija. Sin embargo, este nudo que les une llega demasiado tarde para recuperar el tiempo perdido entre ambos y el edificio se desmorona consumido por la enfermedad incubada a lo largo de los años.
Con esos mimbres, la autora trenza un relato que es, al mismo tiempo, reconciliación con su pasado y canto de amor al padre perdido en vida y rescatado en la tinta de sus maravillosos dibujos y sus fantásticos pasajes literarios. Un esfuerzo al que se suma el talento creativo de Bechdel que hacen de "Fun Home. Una familia tragicómica" un tebeo a la altura de las mejores novelas de nuestro tiempo.
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