tag:blogger.com,1999:blog-37173577016067412322024-03-19T11:48:44.843+01:00LA BATALLA DE LOS LIBROSOPINIONES INTRASCENDENTES DE LO QUE LEO Y LO QUE ME HACEN LEERLaíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.comBlogger26125tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-5341341234186696542009-03-17T19:33:00.016+01:002009-03-17T20:44:42.811+01:00Vidas y muertes de Luis Martín Santos<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKF50cZQTD_ewlXGZjlqY0phjQddtM3kaTC1a-mzt6BC5xhJH-v_nESelchFNsibKCfjx4OgB0ByT6ZkKl1GEvVsy-V1m3-5OJXyZdeKZHNytUZZ8eqm1ss6d_H7UvQE0gS0iWkNCqX6i_/s1600-h/vidasmuertes2"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314234475485164722" style="WIDTH: 109px; CURSOR: hand; HEIGHT: 147px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKF50cZQTD_ewlXGZjlqY0phjQddtM3kaTC1a-mzt6BC5xhJH-v_nESelchFNsibKCfjx4OgB0ByT6ZkKl1GEvVsy-V1m3-5OJXyZdeKZHNytUZZ8eqm1ss6d_H7UvQE0gS0iWkNCqX6i_/s400/vidasmuertes2" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Se suele decir que el destino quiso que <strong>Luis Martín - Santos</strong>, elevado a los altares de las letras patrias por <strong>"Tiempo de silencio"</strong> durante esos días de 1964 , falleciese el 21 de febrero de ese año en un accidente de tráfico de regreso a San Sebastián desde Madrid y tras haber visitado Salamanca, donde había cursado estudios universitarios. Pero las razones de las famosas hilanderas también se explican, en muchas ocasiones, por la conducta personal de los humanos empecinados en cumplir lo que consideramos nuestro destino.<br /><br />¿Era Luis Martín - Santos un suicida? Durante mucho tiempo, eso creyeron algunos. No lo era. Pese a su entonces reciente viudez, que lo embargó en una profundísima melancolía, el final del túnel parecía empezar a cobrar forma con un nuevo amor y una prometedora carrera literaria. Para <strong>José Lázaro</strong>, autor de <strong>"Vidas y muertes de Luis Martín - Santos"</strong>, tras recopilar numerosos testimonios y si hemos de quedarnos con un adjetivo genérico, el famoso escritor no sería nada más y nada menos que un convencido existencialista al que le gustaba poner en práctica las ideas formuladas por <strong>Jean Paul Sartre</strong> conduciendo, por ejemplo, en sentido contrario a la circulación y a velocidad endiablada, según confiesa en la obra alguna <em>víctima</em> de semejante <em>juego</em>. De su admiración por el filósofo francés es iluminadora también la anécdota narrada por su amigo cineasta, quien recuerda al autor planteando juegos del tipo: "¿A ti quién te hubiera gustado ser si no hubieses nacido tú?". Y lo tenía muy claro: "Sartre, pero también <strong>Picasso</strong>".<br /><br /><div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT3qXphBvJSMm8UjvwkmS_u3pklw4gKBgOGN35Q7KI6oaXIzbB5tYcTlX1nadjg0NOnkf0mth0AxguAHPGnX2fG-kvBF1iqQeLrCyZCH6cHKE5eSkecLbSXxvNjMQ45oFIoMmeriuPhowg/s1600-h/sartre"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314234851570245234" style="WIDTH: 124px; CURSOR: hand; HEIGHT: 119px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiT3qXphBvJSMm8UjvwkmS_u3pklw4gKBgOGN35Q7KI6oaXIzbB5tYcTlX1nadjg0NOnkf0mth0AxguAHPGnX2fG-kvBF1iqQeLrCyZCH6cHKE5eSkecLbSXxvNjMQ45oFIoMmeriuPhowg/s400/sartre" border="0" /></a> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihMbpkB2XKvDKuVLkmr69rZbcRNWPH6saOFp5FyXHoeLrWRFiFew_vBGAUHtErO1LuPdzVdCdlRzDmgfTIYjdQKL-OPRAoSsgjzp4szLTHfkH58kGh11ODKnkJPdZk4ulkrbjmEDIwxFVK/s1600-h/picasso"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314235051621190706" style="WIDTH: 125px; CURSOR: hand; HEIGHT: 118px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihMbpkB2XKvDKuVLkmr69rZbcRNWPH6saOFp5FyXHoeLrWRFiFew_vBGAUHtErO1LuPdzVdCdlRzDmgfTIYjdQKL-OPRAoSsgjzp4szLTHfkH58kGh11ODKnkJPdZk4ulkrbjmEDIwxFVK/s400/picasso" border="0" /></a><br /><br />Al hablar de Martín - Santos crece además la figura de <strong>Kafka</strong> por la forma en la que, en vida y en obra, las curiosas decisiones del destino marcaron ambas existencias. Si un accidente de tráfico es ya de por sí una muerte absurda, la historia que desarrolla el donostiarra en su primera y única novela íntegra, "Tiempo de silencio" (1962), culmina de un modo tan absurdo como la vida misma: podemos ser víctimas de una venganza por un hecho del que no somos culpables (el famoso aborto de la gitana) o podemos ser detenidos, como en la fantástica novela <strong>"El proceso"</strong>, sin que exista motivo lógico para ello, por seleccionar sólo un ejemplo.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUx6yVcKx5AZy9dLpuu0WUfTHfmefLMcSihJOhBf0Jp_eoQvzMGPlpOJ0gnOVE3jkHujLzhA8mT5oqP88Y3Q1C8gpkB4HHDplx8uDzQd-7MkL0INJ8sn9XzWub1cyKIrmMmoVqojdLytji/s1600-h/kakfa"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314236412606719714" style="WIDTH: 87px; CURSOR: hand; HEIGHT: 120px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUx6yVcKx5AZy9dLpuu0WUfTHfmefLMcSihJOhBf0Jp_eoQvzMGPlpOJ0gnOVE3jkHujLzhA8mT5oqP88Y3Q1C8gpkB4HHDplx8uDzQd-7MkL0INJ8sn9XzWub1cyKIrmMmoVqojdLytji/s400/kakfa" border="0" /></a><br /><br />Esas certidumbres de lo absurdo de la existencia mueven a un tipo de risa que bien se asemeja al sudor frío que nos invade en situaciones extremas. Y Luis Martín - Santos, a lo largo de su biografía, cuenta con más de una de esas situaciones, a las que quizás se creía inmune. Relata nuevamente el cineasta en esta estupenda obra que se lee con placer, cómo él y su amigo se encuentran un día por las calles de San Sebastián con un conocido del padre del escritor: <strong>Melitón Manzanas</strong>. El progenitor de Martín - Santos era médico militar y formó parte de los comités de depuración tras la guerra, así que su vástago, animado tras ese escudo protector frente al temible policía que perseguía y torturaba, se apresura a presentar a los desconocidos a su manera: "Melitón Manzanas, aquí <strong>Anton Eceiza</strong>, cineasta. Antón Eceiza, aquí Melitón Manzanas, esbirro".<br /><br />Anécdotas como ésta apoyan la teoría de quienes piensan que quizás Martín - Santos no hiciera otra cosa que reirse de todo. Algunos creen que cada capítulo de "Tiempo de silencio" es una parodia del estilo de <strong>Faulkner</strong>, <strong>Joyce</strong>, <strong>Cela</strong>... y quizás no les falte razón. Sin embargo, otros aspectos de su vida nos hacen intuir que realmente se la tomaba muy en serio. Su papel político como miembro clandestino del Partido Socialista en el interior es muy significativo. En apenas dos años su brillantez le hace ganar un peso que otros muchos no habían alcanzado en décadas. Sin embargo, tras sus dos estancias en la cárcel de Carabanchel, abandona la política por los riesgos que suponía para su familia y por la imposibilidad de reconciliar en España a socialistas y comunistas. De todos modos, como escribió él mismo, "la vida de un hombre es imprecisa. No dibuja una figura, sino que presenta un bulto a nuestras consideraciones". De ahí que no sorprenda que otras voces que lo conocieron afirmen que su abandono político fue motivado más bien por el aburrimiento que le transmitían las reuniones, asambleas y congresos derivadas de su condición de dirigente. Una causa, en definitiva, son en realidad muchas causas.<br /><br />Viene al caso entonces otra cita de Martín - Santos: "Revolver el pasado es un empeño idiota. ¿No es mejor dejar que los muertos se acostumbren a estar muertos?"; reflexión presente en la obra de Lázaro, que no pretende ni abarcarlo todo ni crear un basto e inamovible perfil del personaje. Sus páginas nos permiten conocerle un poco mejor, es cierto, pero al mismo tiempo lo envuelven en un halo de misterio todavía más profundo.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZE_KCLSeqyf4Fk5YdbVhHa3KgkAvCa8wcVtUH_pvKj8UAd0_MJbzyqpv4AMDDDdwYzHI2frD4ZWCAxauZGgnoohYOA-JzG8aKdU8-BG1l8v2mwZPkRLInvBB1d45DMjmFSYQ-UYqF1W-9/s1600-h/benet"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314235334010085794" style="WIDTH: 89px; CURSOR: hand; HEIGHT: 124px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZE_KCLSeqyf4Fk5YdbVhHa3KgkAvCa8wcVtUH_pvKj8UAd0_MJbzyqpv4AMDDDdwYzHI2frD4ZWCAxauZGgnoohYOA-JzG8aKdU8-BG1l8v2mwZPkRLInvBB1d45DMjmFSYQ-UYqF1W-9/s400/benet" border="0" /></a><br /><br />"Tiempo de silencio" es, por otro lado, una novela que despierta admiraciones y rechazos profundos. <strong>Juan Goytisolo</strong> y otros contemporáneos la recibieron eufóricos por el carácter destructivo hacia lo más sagrado de España: entiéndase, costumbrismo literario y sociedad gris anclada en el miedo, el tiempo y la costumbre. <strong>Juan Benet</strong>, amigo confeso de Martín - Santos, la rechazó por esconder, en su aparente ruptura formal, una historia que bien podrían haber escrito quienes precisamente decían combatir: escritores del tipo de <strong>Sánchez Ferlosio</strong> y su <strong>"Jarama"</strong> o de <strong>Camilo José Cela</strong> y su <strong>"Colmena"</strong>. Sin embargo, no faltan testimonios que señalan que esa crítica del autor de <strong>"Volverás a región"</strong> no estaba motivada por otra cosa que por la envidia. Envidia del éxito editorial y público de su colega.<br /><br />Culmina José Lázaro su obra con los testimonios, al principio reacios, luego descarnados, de <strong>Pepa Rezola</strong>, la que iba a ser la segunda esposa del escritor y la que fue en vida amiga íntima, junto a su esposo, del matrimonio Martín - Santos - <strong>Rocío Laffon</strong>. "Mire yo no sé si será verdad lo que usted dice de que recuperar la historia personal de Luis puede enriquecer el conocimiento de su obra literaria pero, la verdad... Le voy a ser muy sincera. Yo sigo sin entender qué interés puede tener el escribir un libro sobre la vida de Luis Martín Santos", termina por decir Rezola. Pero también es cierto, como dice el oftalmólogo amigo, que Martín - Santos era un hombre enmascarado por un libro. La biografía de José Lázaro ha conseguido arrojar, con éxito y calidad literaria, algo de luz sobre un ser brillante pero fugaz. Como un relámpago.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnOFpP0Ke2N2AUuu4xBW87lCwkiPBMv9R_j_C5z6hxp16CJq2eYudx09t2sSlW1u-JMDV2LQh_pcuodiXoxJzkgTN0qeHBcDe2haODOvcS0rgoQqxmQck3zagYPD06i5gDJPXt6eguRE_l/s1600-h/martinsantos"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314238159894088834" style="WIDTH: 119px; CURSOR: hand; HEIGHT: 119px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnOFpP0Ke2N2AUuu4xBW87lCwkiPBMv9R_j_C5z6hxp16CJq2eYudx09t2sSlW1u-JMDV2LQh_pcuodiXoxJzkgTN0qeHBcDe2haODOvcS0rgoQqxmQck3zagYPD06i5gDJPXt6eguRE_l/s400/martinsantos" border="0" /></a></div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-79200988775110327032009-01-16T18:28:00.007+01:002009-01-19T18:16:44.839+01:00Edgar Alan Poe<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZVjtWyTAfs_aAKO6iAMxufm3zi7g76oji7w7O-16KGLAfRBObLyS69JWh1MOH9pKvJ4wC2ZS400Km5wgL6GQ6wWc-p2dnwbVpf3ZxJ7FoPVrjYSOlEZE6nb7AGPLZH7mZLG4toJXwZana/s1600-h/edgar-alan-poe1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5293022256786176210" style="WIDTH: 334px; CURSOR: hand; HEIGHT: 297px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZVjtWyTAfs_aAKO6iAMxufm3zi7g76oji7w7O-16KGLAfRBObLyS69JWh1MOH9pKvJ4wC2ZS400Km5wgL6GQ6wWc-p2dnwbVpf3ZxJ7FoPVrjYSOlEZE6nb7AGPLZH7mZLG4toJXwZana/s400/edgar-alan-poe1.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">El 19 de Enero de 1809 nacía en Boston Edgar Alan Poe. Estados Unidos era por entonces un gran andamio. Un país en construcción formado por hombres y mujeres de variopintas procedencias, religiones, costumbres y culturas. Todavía quedaban grandes extensiones de tierras que colonizar hacia el Oeste y las chimeneas e industrias comenzaban a erigirse en paisaje habitual de las ciudades crecientes. En ese magma convulso nacería también la literatura norteamericana y se daría a conocer al mundo: coetáneos de Edgar Alan Poe fueron Herman Melville y Walt Whitman, entre otros muchos.<br /><div align="justify"><br />Edgar Alan Poe nacía al mismo tiempo que lo hacía una nación y quizás su biografía no fue otra cosa que el símil de un tiempo devorador que no permitía tregua alguna. Poe fue el hijo de unos cómicos ambulantes, actores secundarios que deambulaban por aquellos parajes apenas recién hollados por colonos, traperos y buscadores de oro. Abandonado por su padre a los nueve meses, la madre de Edgar Alan Poe muere cuando el escritor apenas cuenta con tres años. Serían unos comerciantes ingleses los que terminan por adoptarlo y por trasladarlo a Gran Bretaña, donde recibe sus primeras clases. Sin embargo, las relaciones no terminaron por ser muy fluidas con su padrastro, así que el joven Poe, al mismo tiempo que escribe, busca una vocación y prueba fortuna en el Ejército. Expulsado de la Academia Militar de West Point por desobediencia, sin embargo, un centenar de compañeros de armas le terminan por financiar el poemario "Israfel, A Helena y Leonore".<br /><div align="justify"><br />Su vida amorosa fue igualmente tumultuosa y su prima Virginia Clemm su gran amor. Se casó con ella cuando ésta no contaba todavía catorce años, pero la joven murió siete años más tarde. Las pérdidas continuas y tempranas de seres queridos y los apuros económicos, así como sus inestables relaciones con el mundo intelectual de la época, empujaron a Edgar Alan Poe al laúdano y al alcohol, drogas que pudieron agravar su frágil constitución nerviosa.<br /><div align="justify"><br />Poe murió un 7 de octubre de 1849 en Baltimore. Lo encontraron en plena calle, despojado de todo dinero y vestido con andrajos. Sufría alucinaciones y estertores propios del "delirium tremens". Pocos días después, fallecía en un hospital. Pese a las especiales circunstancias de la muerte, apenas se investigó el hecho, aunque los rumores sobre la causa real se multiplicaron y cambiaron con el paso del tiempo al albur de la leyenda: paliza, epilepsia, infarto, diabetes, deshidratación, rabia, asesinato... No obstante, la teoría más aceptada a día de hoy es la que cuenta que, al ser 1849 época de elecciones en Maryland, Poe pudo haber sido emborrachado y drogado por una banda de matones para inducir su voto, una práctica bastante habitual por entonces.<br /><div align="justify"><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb_M6bJ6x0RH1wbVZGcxGDFRpyXkR32-WHTXr6SmGvGNBxRtfqC_M65XECCKV5tontZIVCEe8bKZwTniEBDKp7dd31W4Hva_HMKxtvEvcPRblJ0nQSQ3nTvwGq7lwGdbgOgK6EzyC5QjrU/s1600-h/Baudelaire"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5293022552925806002" style="WIDTH: 149px; CURSOR: hand; HEIGHT: 187px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb_M6bJ6x0RH1wbVZGcxGDFRpyXkR32-WHTXr6SmGvGNBxRtfqC_M65XECCKV5tontZIVCEe8bKZwTniEBDKp7dd31W4Hva_HMKxtvEvcPRblJ0nQSQ3nTvwGq7lwGdbgOgK6EzyC5QjrU/s400/Baudelaire" border="0" /></a><br /><div align="justify"><br />Aunque el estigma del alcoholismo y la depresión le perseguía, desde el mismo momento en el que pasó a mejor vida el mito gótico de Poe como personaje autodestructivo, marginal y oscuro comenzaría a sepultar el perfil del hombre seductor, ansioso de fama y ortodoxo exégeta de la creación literaria que fue. "Ya pasó, ya está vencida, la fiebre que llaman vida", escribió en su poema "Para Annie", algo que, junto a su intento de suicidio, no ayudaría mucho para proyectar al futuro esa otra imagen menos conocida del poeta. Esas ideas escritas tan cercanas a lo tétrico y tormentoso deslumbraron a Charles Baudelaire, Paul Valery o Stephane Mallarmé, quienes lo tomaron como modelo artístico y existencial. Sin embargo, se piensa que la leyenda acerca de su atormentada biografía fue engrandecida, en gran parte, por intelectuales anglosajones que habían sido objeto de las críticas de Poe en vida. Especial relevancia tuvo en esa dinámica Rufus Wilmot Griswold, albacea testamentario de Poe, que vislumbró en esa reputación marginal y oscura un suculento cebo para multiplicar las ventas de los libros de su amigo muerto.<br /><div align="justify"><br />De todos modos, su influjo es innegable hasta el día de hoy. El pintor surrealista René Magritte, por ejemplo, tomó algunos títulos de sus cuadros de obras de Poe y tras visitar la casa en la que vivió en Nueva York afirmó: "Es la más impresionante que he visto. La puerta de entrada da a un pasillo oscuro dominado por un cuervo disecado como en el célebre poema". El poema que menciona Magritte es "El Cuervo", ilustrado en cierta ocasión por el gran grabador francés Gustave Doré. Pero no sólo Francia se rendía a sus pies. En su viaje a los Estados Unidos, Charles Dickens quiso encontrarse a toda costa con el poeta y al conseguirlo le prometió encontrarle un editor en Londres. Y no sólo literatos se convertían en devotos del americano. Claude Debussy, por ejemplo, se pasó gran parte de su existencia tratando de componer una ópera basada en el relato "La caída de la casa Usher" sin resultado final completamente satisfactorio.<br /><div align="justify"><br />Edgar Alan Poe fue periodista, editor y crítico. También escritor, desde luego. Pero en su alma se engarzaba el diamante de la poesía con fuerza desmesurada. De hecho, sus relatos y cuentos fueron escritos más como medio para ganarse la vida que como aspiración a la gloria literaria. La poesía para Poe se acercaba a la música más que a cualquier otra expresión artística. La métrica como código para alcanzar el ritmo, la atmósfera adecuada, el sonido del verso escrito. La poesía como materia prima de la propia poesía. "Annabel Lee", "Ulalume"... Poe creó un particular universo poético que sirvió para que Charles Baudelaire lo elevará al Parnaso de los mejores poetas de todos los tiempos. El francés, de hecho, tradujo parte de su obra.<br /><br />Sin embargo, la fama literaria de Poe le debe mucho más a sus sus relatos. Incluso en vida, fue en ocasiones un escritor de éxito. "El escarabajo de oro", por ejemplo, fue lo que hoy llamaríamos un auténtico best - seller. Tras la muerte del escritor, muchos comenzaron a señalarle como el primer eslabón de numerosos géneros de los que se nutrió con generosidad la literatura del S. XX. Jorge Luis Borges afirmaba que sin Edgar Alan Poe no se entendería lo escrito durante la pasada centuria.<br /><div align="justify"><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7zQEpb61h_26SfZz1IgyN91ANqPUEBvCuMsqfhlG99_b-Uoy91WA8jREvJG8nmOBG_VLcL3BIYQRe0xhwts_u2AuZephTAYJNCjZPaXUPD3l1AL4iCNYHwpxttclflhJmLr6JHZG9__no/s1600-h/sherlock+holmes.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5293022770590076818" style="WIDTH: 274px; CURSOR: hand; HEIGHT: 355px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7zQEpb61h_26SfZz1IgyN91ANqPUEBvCuMsqfhlG99_b-Uoy91WA8jREvJG8nmOBG_VLcL3BIYQRe0xhwts_u2AuZephTAYJNCjZPaXUPD3l1AL4iCNYHwpxttclflhJmLr6JHZG9__no/s400/sherlock+holmes.jpg" border="0" /></a><br /><br />Auguste Dupin fue el primer detective de la historia de la novela policíaca moderna. Antecedente del famoso Sherlock Holmes de Conan Doyle y del posterior Hercule Poirot, su capacidad analítica y lógica, casi sobrehumana, marcó un arquetipo mil veces repetido en el género. Pero sirve también como metáfora de la capacidad de observación y análisis que Poe aplicaba a su propia vida.<br /><div align="justify"><br />También a Poe se le atribuye el nacimiento de la literatura de terror. Sin embargo, en este caso hay matices, porque la literatura gótica anterior ya anticipaba, si no creó, el género. El "Frankenstein" de Mary Shelley sería un buen ejemplo, al que podría añadirse también la obra de Horace Walpole y otros.<br /><div align="justify"><br />Pese a todo, pocos escritores han conseguido desmenuzar el corazón más íntimo del ser humano como Edgar Alan Poe. Aunque a día de hoy algunos críticos tildan su prosa de "acartonada", lo cierto es que las atmósferas opresivas de relatos como "El pozo y el péndulo" o "La caída de la Casa Usher" pocas veces han sido resucitadas por plumas posteriores al norteamericano. Eso sí, más que estrujar el corazón del lector, Poe encoge los pasillos del laberinto de la mente humana.<br /><div align="justify"><br />"Las aventuras de Artur Gordon Pym" es para algunos el texto que mejor ha envejecido de Edgar Alan Poe. Habría que añadir "El Maëlstrom" e incluso "El escarabajo de oro". Sin embargo, no han sido éstas objeto de tanta atención como el resto de su producción en prosa.<br /><div align="justify"><br />De Poe se han escrito muchas cosas, quizás demasiadas, pero es evidente que se trata de un caso en el que la obra entierra al autor y, sobre todo, al hombre que la produjo. Es de ese modo como nacen los mitos, las leyendas. Y Poe, desde luego, es una de las más inmortales que conocemos..</div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-1808825142093387292008-11-11T20:10:00.010+01:002008-11-12T21:00:41.440+01:00Vida de Porfirio de Gaza<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyyG5DtPQVozZOBSmb9snlJag09UeP6nfKTPholFnuXYYzq8Oer2a40ZML1UndNEwjfDh3nSDEqljAFHX2LvY5EGhtAGgCEACBvl2ev-gChrAv3hzLflMvzxwVfHMrsHQG1gXIq-ER6MHo/s1600-h/vida-de-porfirio.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5267861035331350434" style="WIDTH: 154px; CURSOR: hand; HEIGHT: 242px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyyG5DtPQVozZOBSmb9snlJag09UeP6nfKTPholFnuXYYzq8Oer2a40ZML1UndNEwjfDh3nSDEqljAFHX2LvY5EGhtAGgCEACBvl2ev-gChrAv3hzLflMvzxwVfHMrsHQG1gXIq-ER6MHo/s400/vida-de-porfirio.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">La verdad os hará libre, se suele decir. La cuestión es saber dónde encontrar la verdad. ¿En los libros? Muchos profesores así se lo aconsejaron al que escribe, así como también le afirmaron que la lectura hace mejor a quien la practica. Pero, por poner un sólo ejemplo, Mao, El Gran Timonel de China, responsable de decenas de millones de muertos en época de paz, era un lector voraz, según dicen sus biógrafos. De todos modos, volvamos a la verdad y tomemos un ejemplo concreto.<br /><br /><div align="justify">En los siglos IV - V, las novelas de caballerías de entonces eran las hagiografías, un género literario que gozaba de gran popularidad quizás por el ímpetu que el cristianismo puso en su propia extensión. <strong>"Vida de Porfirio de Gaza"</strong> es, sin embargo y por lo que dicen los especialistas, una obra especial y ahora veremos por qué.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXqd1O46idg6LagXbGfaZfXJ6H2u6zQ2a7O3VuTQdpX-27nF0dgc5bG78gfSMA62kFOaVLRyCp8aCEghACephwk07VohqZumORRcX9a6LpKqx-9DjINb9GAD37UnL9HFT3BC9euC-fTE2s/s1600-h/porfirio_gaza.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5267861192076936242" style="WIDTH: 105px; CURSOR: hand; HEIGHT: 158px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXqd1O46idg6LagXbGfaZfXJ6H2u6zQ2a7O3VuTQdpX-27nF0dgc5bG78gfSMA62kFOaVLRyCp8aCEghACephwk07VohqZumORRcX9a6LpKqx-9DjINb9GAD37UnL9HFT3BC9euC-fTE2s/s400/porfirio_gaza.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">El protagonista de la exégesis nació, aunque el título llame a engaño, en Tesalónica en el 347, en el seno de una familia griega rica que, sin embargo, no pudo retener al joven cuando éste decidió marcharse al desierto egipcio para emprender vida de asceta. Escete y Nitria eran dos núcleos a los que acudían hombres que, como Porfirio, buscaban la espiritualidad a través de una rígida disciplina de ayuno, oración y sufrimiento físico y psíquico. Las reuniones entre ellos eran más o menos frecuentes, pero no era el único lugar al que los eremitas de aquel entonces acudían en gran número. También las orillas del río Jordán acogían a estos sufridos siervos de Dios y allí se dirigió, desde las tierras de los faraones, el mismo Porfirio. Del desierto, al parecer, el asceta griego se llevó un profundo conocimiento de la Biblia gracias al contacto con sus compañeros de fatigas, lo que, nos dicen los especialistas, lo diferenciaba de los anacoretas egipcios que, al ser analfabetos, sólo podían confiar en su capacidad memotécnica. Este dato será muy importante para el posterior devenir del biografiado.<br /><br /><div align="justify">La dura vida que conllevaba el rigor asceta puede ser que fuese una de las causas por las que Porfirio enferma en un momento dado de cirrosis hepática, lo que le llevó a establecerse definitivamente en Jerusalén. Allí era habitual de los Santos Lugares y continuaba su régimen de penurias: su dieta apenas incluía algo de pan y legumbres secas. En una de esas visitas tuvo lugar un encuentro que marcaría su destino. <strong>Marco</strong>, un calígrafo cuyos orígenes podrían encontrarse en Asia Menor, se convierte en fiel escudero de Porfirio. Hasta tal punto llega la confianza entre ambos con el paso del tiempo, que el griego le encarga la misión de viajar a Tesalónica para que su amigo medie en el reparto de la herencia familiar. "Me dio acta de poderes y me envió tras recomendarme al Señor y proporcionarme lo mínimo para los gastos del viaje, pues yo no disponía entonces de medios". Así pues, con cientos de kilómetros por delante, con los medios de transporte del S. V, los peligros de semejante travesía y con "lo mínimo para los gastos", Marco llega a Tesalónica y obtiene unas considerables ganancias de la venta de la parte de Porfirio a sus familiares. La imagen de Marco cobra relieve, al menos ante los ojos de quien escribe, por haber vuelto con ese dinero, puesto que la tentación de aquellas riquezas tuvo que ser poderosa para quien reconocía que apenas tenía recursos.<br /><br />La hagiografía de Porfirio relata que, a la vuelta de Tesalónica, Marco descubre que la salud de su compañero había sufrido un cambio radical. Sano por completo, el asceta explica al calígrafo que en el paroxismo del dolor tuvo una visión en la que se le apareció Jesucristo junto a uno de los ladrones crucificados junto a él y le encomendó la custodia de uno de los trozos de madera de la Cruz en la que fue ejecutado. Lo curioso del caso es que Porfirio terminó desempeñando ese papel como presbítero en Jerusalén por orden del obispo de los Santos Lugares.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q7KVQ4mMtDlde4hNvypwU1jXA3SeCjtrTQuBvWme09ISOpz7dgD7tn8xkIatvDuwiwOQ9TdDbI3lF_88GjfVgS7RnDLTk-OmTP63uKvTHlGO1NBSATin3E1cGhfmB-WEf8yK790AIQ_1/s1600-h/gaza.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5267861343332201138" style="WIDTH: 309px; CURSOR: hand; HEIGHT: 181px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q7KVQ4mMtDlde4hNvypwU1jXA3SeCjtrTQuBvWme09ISOpz7dgD7tn8xkIatvDuwiwOQ9TdDbI3lF_88GjfVgS7RnDLTk-OmTP63uKvTHlGO1NBSATin3E1cGhfmB-WEf8yK790AIQ_1/s400/gaza.jpg" border="0" /></a><br /><br />Al mismo tiempo que esto sucedía, en <strong>Gaza</strong>, en la que todavía hoy es tristemente célebre ciudad palestina, los pocos cristianos que allí había disputaban agriamente por el nombramiento del que tenía que ser nuevo obispo de la capital. De aquellos polvos, estos lodos, podría decirse. El caso es que finalmente tuvo que intervenir en semejante disputa el obispo metropolitano de Cesarea de Palestina, quien llamó a Porfirio con la excusa o el engaño de tener que interpretar un texto de las Sagradas Escrituras. Aquí cobra protagonismo ese aprendizaje que recibió en Egipto del que hablábamos, pues quizás la fama que tenía en ese campo del saber fue la que llamó la atención de su superior y le llevó a verse convertido en obispo de Gaza contra su voluntad. "Él lloró mucho y no había forma de que cesase en sus lágrimas. Decía que él era indigno de este sacerdocio", relata Marco.<br /><br />No sabemos si era para llorar o para echarse a correr, pero el caso es que, pese a que el cristianismo era ya religión oficial del Imperio Romano desde tiempos de Constantino, Gaza tan sólo contaba con unos 300 fieles y el resto, hasta 10.000, practicaban una suerte de sincretismo en el que se entremezclaban Helios, Apolo, Afrodita, Kore... Entonces, la historia llega a su momento crucial desde el punto de vista histórico, ya que el relato de Marco El Diácono sobre la cristianización de la ciudad es uno de los más fieles a la realidad según <strong>Ramón Teja</strong>, Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria y autor de una brillante introducción tan apasionante como el propio texto original. Podemos interpretar, por tanto, que el resto de hagiografías son bastante menos fiables y que el proceso de divulgación y asimilación del cristianismo en el Imperio Romano fue bastante más arduo, lento y cruel que lo que esas otras obras pueden inducirnos a pensar.<br /><br /><div align="justify">En uno de los momentos cómicos de esta obra, que los hay y muchos, se describe cómo los habitantes de Gaza recibieron al nuevo obispo: "cubrieron todo el camino de espinos y palos puntiagudos para impedirnos pasar. También habían expandido inmundicias y quemado productos malolientes, de manera que nos vimos sofocados por los malos olores y también peligró nuestra vista. [...] Estos fueron los obstáculos que plantearon al bienaventurado los ataques del demonio".<br /><br /><div align="justify">Superada la primera prueba y poco tiempo después de llegar a Gaza, el obispo Porfirio descubre que el poder de persuasión de la palabra de Dios tampoco es suficiente para convencer a los numerosos paganos gacenses. La solución a la parálisis de conversiones fue enviar a Marco a la corte del Emperador de Bizancio para solicitar la destrucción de todos los templos paganos de Gaza, es decir, la pura y dura represión del ejército imperial. No entramos en valoraciones ni juicios sobre estos métodos que, imaginamos, eran propios de la mentalidad de la época, aunque, eso sí, choca frontalmente con el pacifismo que emana de la filosofía cristiana, algo, por otro lado, que ni siquiera el Hijo de Dios pudo evitar cuando expulsó violentamente a los mercaderes del Templo de Dios Padre.<br /><br />Antes de esa decisión, el obispo Porfirió consiguió la reconversión de algunos gacenses por, según se relata, el milagro con el que trajo la lluvia a la zona tras una época de dura sequía. No es el único suceso extraordinario y sobrenatural que se narra, ya que los supuestos milagros de este personaje son con los que su biógrafo justifica el agónico goteo de reconversiones en la ciudad.</div><br />Pero el plan de exterminio no funciona, pues Marco deja escrito que el enviado imperial sólo clausuró los templos paganos menores de la ciudad, "pero permitió que siguiera abierto clandestinamente el templo de Marnas tras recibir por ello mucho dinero". Funcionario corrupto, Marco dixit.</div><br /><div align="justify">Aunque la intercesión de Marco en Bizancio no fue suficiente, el obispo Porfirio no se amilana y decide ir él mismo a Constantinopla y entrevistarse con la emperatrix Eudoxia. Convence para que le acompañe en su viaje al arzobispo de Cesarea de Palestina y ambos consiguen, tras llegar a Bizancio, entrevistarse con la madre del futuro emperador Teodosio II. Aunque el emperador Arcadio no parecía muy convencido de las intenciones del visitante, termina por ceder cuando finalmente nace su hijo, ya que los recién llegados, avisados por un vidente en una de las escalas del viaje y en una maniobra sutil de conspiración cortesana, habían prometido a la emperatríz que el varón que esperaba el matrimonio llegaría por la Gracia de Dios si ella se tomaba su asunto muy en serio. Un regalo del Señor por los servicios prestados. Sin embargo, este es uno de los gazapos de la obra que explicaremos más tarde.<br /><br />Con la nueva orden imperial de destruir los templos paganos de Gaza, además de otros privilegios y prebendas, y un nuevo responsable de llevarlo a cabo, un tal Cinegio, regresa Porfirio a la ciudad palestina. Marco relata así el proceso: "Se dirigieron hacia los restantes templos y unos los destruyeron, otros los entregaron al fuego apoderándose de todos los objetos sagrados que en ellos había. Ninguno de los ciudadanos creyentes tomó nada, a excepción de los soldados y los extranjeros que se encontraban allí. Diez días duraron las destrucciones de los templos de los ídolos". Diez días que tuvieron que ser una auténtica tragedia para una ciudad que, en más de un 90 %, seguía siendo pagana y veía cómo se convertían en ruinas sus lugares más sagrados.<br /><br /><div align="justify">No obstante, el mismo Porfirio justifica esta destrucción y expolio en la obra escrita por su diácono. "De la misma manera que uno que ha adquirido un esclavo indócil primero le amonesta [...] para que sirva con corazón sincero y, si advierte que de ninguna forma es dócil [...], entonces se ve obligado a servirse del terror, los azotes, las cadenas y otras cosas parecidas". No es la única justificación del terror en la obra. A un niño que dice haber tenido la visión de cómo destruir el mayor templo pagano de Gaza se le amenaza con un látigo varias veces para comprobar si su visión es cierta o no. A una maniquea a la que se enfrenta verbalmente el obispo Porfirio se le vence, milagrosamente, dándole muerte. Y son sólo dos ejemplos.<br /><br /><div align="justify">Sin embargo, pese a ser una orden imperial y ser la represión contra los paganos exitosa en términos de destrucción, el gran número de no reconvertidos en Gaza termina por tomar las calles y hacer que tanto el obispo Porfirio como su amigo Marco pongan pies en polvorosa y tengan que ocultarse durante cierto tiempo en un pajar de la ciudad. Esta situación rocambolesca nos ofrece una imagen de descontrol y descontento popular que nos sitúa mucho mejor en aquella sociedad enfrentada a tantos cambios. Un sociedad demasiado compleja, de hecho, para aceptar que, de buenas a primeras, el poder de la Palabra y los milagros de Dios eran suficiente para cambiar su credo.<br /><br />Durante siglos, la figura de Porfirio de Gaza ha sido cuestión de debate a propósito del libro que nos ocupa. Hay varias contradicciones cronológicas en él que han traído de cabeza a exégetas de todo el mundo, aunque esta versión de la Editorial Trotta trata de ajustarse al máximo al texto original griego. Finalmente, Ramón Teja resuelve las ambigüedades, verdades y mentiras que se esconden en esta obra basándose en los estudios de H. Grégoire (1930) y F. R. Trombley (1995).<br /><br />Al parecer, las fechas del viaje a Constantinopla de Porfirio son absolutamente contradictorias con el nacimiento del emperador Teodosio II. Ajustándose a la historia, si hubiesen llegado cuando dice el texto que llegaron a la capital bizantina, la emperatriz Eudoxia hubiese dado a luz varios meses antes del verdadero nacimiento de su hijo. Los últimos estudios sugieren que estas fechas se modificaron para resaltar la prontitud y la influencia que ejercieron los obispos recién llegados en la Corte de Bizancio para resolver su asunto. Es decir, su estancia fue posiblemente más larga de lo que nos dice Marco, aunque esta manipulación no se sabe si la hizo ya el propio diácono o un hagiógrafo posterior.</div><br /><div align="justify">Otro aspecto llamativo de la obra es que los nombres de los obispos de Jerusalén y de Cesarea de Palestina que aparecen en "Vida de Porfirio de Gaza" no son los que deberían ser. La explicación es mucho más llamativa ante tal "error". Es probable que Porfirio defendiera tesis pelagianistas, que negaban el Pecado Original, y origenistas, que defendían la existencia del alma antes de la concepción biológica de un ser humano. En el momento de la escritura de este texto no eran consideradas herejías de una manera definitiva, pero, posteriormente, el Concilio de Éfeso (431) y el II Concilio de Constantinopla (554) las anatemizaron. Lo más seguro, dicen los especialistas, es que un admirador del texto y del personaje de Porfirio cambiara esos nombres porque, Juan de Jerusalén, el verdadero obispo de Jerusalén de entonces, estaba implicado en la difusión de esas ideas que se juzgaron en el Concilio de Dióspolis en Palestina (415) en el que pudo estar también nuestro protagonista.<br /><br /><div align="justify">Los caminos de la verdad son inescrutables, como vemos.</div></div></div></div></div></div></div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-61763800866780491022008-10-15T19:17:00.008+02:002008-10-15T21:12:50.525+02:00Juan March. El hombre más misterioso del mundo<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK6S6ReN6iWm1CViS2ePnnlWq8T7bAfzqYXQTAb5bcD5fjIux-2wQZunZcAXyiig96TqbVkEJPbwAyfV8_jgWLhp_H1DPn89I86JP1VHKvOyJ18259uFAqSdxDdqjnLpy1AA7rU_mIQJIV/s1600-h/portada.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5257455859327239794" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK6S6ReN6iWm1CViS2ePnnlWq8T7bAfzqYXQTAb5bcD5fjIux-2wQZunZcAXyiig96TqbVkEJPbwAyfV8_jgWLhp_H1DPn89I86JP1VHKvOyJ18259uFAqSdxDdqjnLpy1AA7rU_mIQJIV/s400/portada.jpg" border="0" /></a><br /><br /></div><div align="justify">Los mitos moldeados con cera terminan por derretirse al calor del paso del tiempo. Casi medio siglo después de su muerte, el de Juan March es ya un simple pegote aplastado por el peso de la documentación que no deja de surgir y los nuevos estudio sobre su vida y obra.<br /><br /><div align="justify">Decían algunos que el fundador de la Banca March, aquel que tras su accidente de tráfico letal en 1962 fue despedido en los titulares de la prensa internacional como "el Rockefeller español", fue en su infancia un simple porquerito. Estamos ante la manida leyenda del ser humilde, en este caso pastor de cerdos, convertido en el todopoderoso hombre de negocios a base de esfuerzo y tesón. Sin embargo, biografías como la que firma Pere Ferrer, borran de un soplo fabulaciones de este tipo. Basta una anécdota de la edad escolar del biografiado: robaba cigarrillos a su padre, los encendía en la escuela y los vendía a sus compañeros a un céntimo la calada.<br /><br /></div><div align="justify">El único punto que hace pie en la realidad en esa historia es el cerdo, ya que la familia del banquero mallorquín había conseguido erigir un rentable negocio con la exportación de ganado porcino, ajos y otros productos de la isla. No obstante, fue el tabaco el germen fundamental del futuro emporio, pues ya el padre de Juan March comenzó a traficar con él obteniendo pingües beneficios. Su hijo heredaría esta costumbre familiar, pero a lo grande, agrupando los pequeños grupúsculos que se repartían el negocio y monopolizando la producción en el Norte de África. Sin embargo, esta herencia traía consigo también un imprescindible carácter mafioso para mantener el orden en las filas del comercio ilegal. Asesinatos, palizas, amenazas, chantajes... El Mediterráneo parece haber sido un caldo de cultivo ideal de asociaciones al margen de la ley pero sustitutas del Estado en muchos casos. Sobre todo, teniendo en cuenta las circunstancias políticas que se vivían a finales del S. XIX y principios del S. XX, cuando nuestro protagonista comienza a fraguar su propia historia.</div><div align="justify"><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEIuk74SjES7IBepNHIbsvKXmKDmm_VfxtGQd7CcxYkbVLQY6T6TVENOyRXxhplhuNLqSvfcLrBUBGUIFUnngWXaBwcAnVqACwhL7bqdW7oYLyPw6Wo4wje6RYgmlv-l9S1di1UzKgZcYi/s1600-h/indalecoprieto.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5257455960161088738" style="WIDTH: 292px; CURSOR: hand; HEIGHT: 247px" height="247" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEIuk74SjES7IBepNHIbsvKXmKDmm_VfxtGQd7CcxYkbVLQY6T6TVENOyRXxhplhuNLqSvfcLrBUBGUIFUnngWXaBwcAnVqACwhL7bqdW7oYLyPw6Wo4wje6RYgmlv-l9S1di1UzKgZcYi/s400/indalecoprieto.jpg" width="313" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Indalecio Prieto, según escribe Pere Ferrer, definió perfectamente la razón del buen estado de salud del negocio contrabandista de Juan March: "la corrupción abarca desde las garitas de los carabineros hasta los despachos ministeriales". No se equivocaba, puesto que el propio March fue encarcelado durante la II República por un soborno a Calvo Sotelo que le abrió aún más las puertas de la producción de tabaco en África saltándose la ley. Su encarcelamiento no duró mucho, pese a que la República tenía con la imagen del banquero entre rejas una fotografía idónea para presentarse como justiciera sin tacha ni deudas con los poderosos. Juan March sobornó a un funcionario de prisiones, salió por la puerta y se refugió en Gibraltar gracias a los contactos que había establecido con los servicios británicos por la ayuda prestada a Inglaterra durante la I Guerra Mundial.<br /><br /><div align="justify">Hubo quienes trataron de frenar el libertinaje empresarial de Juan March con poco éxito. Uno de ellos fue Francesc Cambó, ministro de Hacienda, que tachó al mallorquín como "El último pirata del Mediterráneo". En este caso, una maniobra sutil e inteligente de March hizo que la mano derecha de Cambó, Francesc Bastos, fuese cesado y sustituido por... ¡el propio Juan March! Una maniobra que le permitió entrar en contacto con la familia Urquijo de la que se habla en esta biografía.<br /><br /><div align="justify">El crecimiento imparable del imperio March le convirtió, efectivamente, en el dueño del Mediterráneo. Suya fue la creación de Transmediterránea, de la que hasta el propio Rey Alfonso XIII tenía acciones. Pero este dominio no se quedó en un simple monopolio del transporte, sino que fue también la herramienta con la que Juan March consiguió navegar entre dos aguas durante la Gran Guerra. Allí se blindó, con cinismo y, desde luego, con mucho valor, la solidez del entramado del banquero.<br /><br /><div align="justify">Una de los ejemplos más llamativos de ese cinismo del que hizo gala March lo encontramos en la crisis de subsistencias que sufrieron los mercados españoles durante la primera contienda bélica de dimensiones internacionales del S. XX. Para entenderla, hay que recordar que los últimos años del S. XIX fueron los del declive definitivo de la vieja aristocracia, que tuvo que vender sus tierras a precios de saldo. Entre los compradores, en Mallorca, estaba la familia March. El más aventajado de ella, Juan, comenzó a dividir esas tierras en pequeñas parcelas y las fue vendiendo a plazos a los campesinos de la isla. Sin embargo, sus aspiraciones iban más allá. Les compraba también casi toda la producción y, rizando el rizo, terminaba por venderles además el abono para sus cultivos. Entonces, ¿por qué esa crisis de materias primas en los mercados? Porque la mayor parte de ellas viajaban a los países beligerantes de la I Guerra Mundial en los barcos de Juan March pese a los esfuerzos del gobierno español por impedirlo. Como dice Pere Ferrer, su protagonista era un "comerciante de guerra".<br /><br /><div align="justify">Esta historia no termina aquí, ya que el estado de las cosas derivó en dos revueltas populares entre 1918 y 1919. Antes de que estallase el clamor popular, March movió ficha. Se reunió con los sectores obreros de Mallorca y les anunció su disposición a compartir su riqueza con ellos. Un capitalista preocupado por los más desfavorecidos. Incluso su hijo de ocho años, delante de aquellos hombres, confirmó las intenciones de su padre diciendo: "papá, yo he dicho que hicieras partícipe de tu riqueza a los obreros". Los obreros, en su mayoría socialistas, consiguieron de ese modo que el dinero de Juan March financiase su Casa del Pueblo e hipotecaron, al mismo tiempo, su reacción posterior frente al responsable de la falta de alimentos y carbón en las casas de los más pobres.<br /><br /><div align="justify">Juan March nunca reconoció ser el responsable de esa crisis. Lo negó tajantemente en los periódicos, donde incluso se ofreció a resolver la situación financiando grandes obras públicas. Pero sólo los socialistas tuvieron piedad de él y dispararon en otra dirección a la que lo hacían republicanos, anarquistas y otros sectores sociales.</div><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5FzxcSDMeBjoYWzx7rs7vHmrEOqR-fJigoMOnjBx4jYEQ90I8iay9HdTctW3bBf1iRDXjTybXCTiJcSNPLhyWLatnHCcSuRFhou1mghaRfxnsE38RjoyyRnOS7nQhielycf2mSOsLqrFc/s1600-h/guerramundial.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5257456174746257554" style="WIDTH: 316px; CURSOR: hand; HEIGHT: 235px" height="274" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5FzxcSDMeBjoYWzx7rs7vHmrEOqR-fJigoMOnjBx4jYEQ90I8iay9HdTctW3bBf1iRDXjTybXCTiJcSNPLhyWLatnHCcSuRFhou1mghaRfxnsE38RjoyyRnOS7nQhielycf2mSOsLqrFc/s400/guerramundial.jpg" width="349" border="0" /></a><br /><br />La I Guerra Mundial abrió otros campos de negocio para Juan March, que nunca se preocupó de la ideología de su comprador. De hecho, mientras comerciaba con armas, alimentos, piezas de recambio, lubricantes y medicinas con un bando, era capaz, al mismo tiempo, de pasar información confidencial al otro y seguir vivo. Francia fue la que antes se dio cuenta de este doble juego. Las evidencias contra March se acumulaban, como la del suministro de combustible a los submarinos alemanes en las aguas mallorquinas, pero Inglaterra insistía en que la información que el banquero les proporcionaba era mucho más jugosa e invitaba a su aliado bélico a hacer oídos sordos a unas sospechas más que fundadas. Ni siquiera le importaba al gobierno británico que Juan March asegurara mercancías de "gran valor" (cáscaras de almendras) en compañías inglesas, las embarcase en sus naves y, conchabados de antemano, dejase que los submarinos alemanes las hundiesen para cobrar la sustanciosa indemnización. Tampoco parece que les molestase mucho que fuese Juan March el principal vendedor de armas de los insurgentes norteafricanos enfrentados a la colonia francesa por el dominio de sus tierras, lo que obligaba al Estado galo a un sobreesfuerzo militar en un continente distinto al europeo, en el que sus jóvenes morían, hinchados de barro, en las trincheras de los Países Bajos. No exagera, por tanto, Pere Ferrer cuando define a su biografiado como "comerciante de guerra".<br /><br />Encontramos más ejemplos de esa definición en el papel que Juan March desempeñó en la organización del golpe de Estado contra la II República Española. March se encontraba cómodo con el régimen de Primo de Rivera. Hemos comentado sus relaciones con Alfonso XIII, cuya mujer presidía, además, el Instituto del Cáncer financiado por el mallorquín, quien también le ofreció como residencia el sanatorio de Caubet. Otras buenas relaciones de Juan March eran las que le unían al Conde de Romanones o a Santiago Alba. No es de extrañar, por tanto, que rechazase poner su dinero para traer la república a España por la fuerza, intento que fracasó definitivamente con el Alzamiento en Jaca. Por eso mismo, el nuevo sistema surgido tras el autoexilio de Alfonso XIII desconfiaba del banquero mallorquín y no dudó en encarcelarle, como hemos visto.<br /><br />Los acontecimientos republicanos derivan donde todos sabemos y llega entonces el momento de conocer la importancia de March en el Alzamiento Nacional. Pere Ferrer va al grano y define claramente la importancia de Juan March durante los primeros momentos. Paga de su bolsillo el avión que lleva a Francisco Franco de Las Palmas a Tetuán para que el general se ponga al mando de las tropas de esa zona: el conocido Dragon Rapide. Pone a resguardo a la familia del general Mola en París corriendo con todos los gastos. Promete al general Sanjurjo un millón de pesetas en un banco internacional en previsión de un fracaso del golpe y hace lo mismo con Franco. Pero el golpe fracasa y todo se precipita a un conflicto fraticida en el que Juan March también interviene sin pudor. Avala la compra de armamento del bando nacional con valores inmobiliarios por valor de seiscientos millones de pesetas y garantiza el suministro de combustible al mismo bando a través de sus contactos con la petrolera Texaco. Asímismo, el propio March compra por un millón de libras esterlinas los aviones italianos que permitieron el dominio aéreo de los rebeldes durante la guerra.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzu9aZEpJPVA0ICYs1ouwX9E_z5j_4xzVnqmltkoI2kvX0rhbKvyHjEBoWVaLaivX0kGJM1RMjUATS8pJpQRh0CTDJOjot-MNnVPVq3j-DfmxxCXFEqSpPcR9PzItjZZ-k57V_Pk8VcFwr/s1600-h/mola.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5257456404071946002" style="WIDTH: 197px; CURSOR: hand; HEIGHT: 214px" height="298" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzu9aZEpJPVA0ICYs1ouwX9E_z5j_4xzVnqmltkoI2kvX0rhbKvyHjEBoWVaLaivX0kGJM1RMjUATS8pJpQRh0CTDJOjot-MNnVPVq3j-DfmxxCXFEqSpPcR9PzItjZZ-k57V_Pk8VcFwr/s400/mola.jpg" width="237" border="0" /></a><br /><br />Pero el banquero no iba a dejar de sacar tajada en esa situación idónea para sus objetivos. Comprometido el general Mola por la ayuda económica prestada por March, éste le exige que, en las votaciones para elegir al adalid del levantamiento, escoja a Franco. En primer lugar, porque March conocía al general de su etapa como comandante general de las Islas Baleares. En segundo, porque era un hombre que, desde su etapa como legionario, estaba obsesionado con recuperar el dominio español sobre el Norte de África, bien lo supo Hitler en su famosa reunión con él en Hendaya. ¿Y dónde tenía Juan March sus plantas productoras de tabaco? Huelga la respuesta.<br /><br />Cuando Alemania e Italia irrumpen en la Península Ibérica, March queda en un segundo plano, nos cuenta Ferrer. No obstante, también durante la cotienda engorda sus arcas. Sobre todo, tramitando créditos de la banca británica, tres millones de libras esterlinas, para los nacionales, ya que, sin su firma, no habría habido tal crédito. También, desde su embajada oficiosa en Roma, administraba los "donativos" de aquellos que, desde el exterior, apoyaban el levantamiento fascista en España y compraba, por ejemplo, camiones de la General Motors para el ejército sublevado.<br /><br />Evidentemente, Juan March no es la única explicación a los acontecimientos históricos españoles, pero sí una parte importante. Incluso durante los días en los que España pudo haber entrado en la II Guerra Mundial, el mallorquín estaba de nuevo por medio. En este caso es Churchill el rey de la partida. En el año 40, el político británico estaba gravemente preocupado por el poderío de los ejércitos nazis y por el pacto, todavía vigente, entre Alemania y Rusia. No quería otro aliado de Hitler en el mapa europeo y, dentro de una operación inscrita en un plan más amplio de los servicios británicos, decide sobornar a altos cargos militares españoles para conseguir que muchos de sus compatriotas germanófilos, el propio Franco, cambiasen de parecer. El único que podía hacerlo, quién si no, era Juan March.<br /><br />Nada de lo que dice Pere Ferrer se basa en suposiciones o teorías peregrinas. Sus años de dedicación a la figura de Juan March le convierten en una fuente de información imprescindible para acercarse al banquero mallorquín. Consultados los archivos británicos, también se acercó a los franceses y a los norteamericanos. Pero gran parte de la información relacionada con la I Guerra Mundial y Juan March en esta biografía procede de la gran cantidad de documentos de los archivos soviéticos a los que un "niño de la guerra" español tuvo acceso hace no mucho. Tampoco Pere desprecia el trabajo de campo más cercano, confiando a un cura mallorquín sus contactos con viejos contrabandistas que trabajaron a las órdenes de Juan March. Allí, Pere Ferrer pudo comprobar, en la isla que le vio nacer como a su protagonista, con sus propios ojos, cómo algunos habitantes de Mallorca siguen hablando del Rockefeller español con una mezcla de terror y admiración al mismo tiempo. </div></div></div></div></div></div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-36913763241332412232008-09-09T21:11:00.016+02:002008-09-10T03:15:17.579+02:00Mussolini y el ascenso del fascismo<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLtp9YIoGB6iYQqxlQxBlJQGMdr3iGJNu4wtSotc0t8lZm2HDPvDsju_3Vn_enwAP8KgFowqYLZmQPY0GUfjEpAm9IfXK1RmRiownQUGjqzpR8DDtC3TKzV4KyI-zNZrzV4azlSecTZRwp/s1600-h/Mussoliniasc.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5244188145341681618" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLtp9YIoGB6iYQqxlQxBlJQGMdr3iGJNu4wtSotc0t8lZm2HDPvDsju_3Vn_enwAP8KgFowqYLZmQPY0GUfjEpAm9IfXK1RmRiownQUGjqzpR8DDtC3TKzV4KyI-zNZrzV4azlSecTZRwp/s400/Mussoliniasc.jpg" border="0" /></a><br /><br /></div><div align="justify">A propósito de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Cesare_Pavese">Cesare Pavese </a>(Cuneo, 1908 - Turín, 1950) se ha escrito y hablado mucho a lo largo de esta segunda semana de septiembre de 2008 con motivo del centenario del nacimiento del escritor de "El oficio de vivir". Se ha hablado y escrito mucho sobre su narrativa, de su atormentada existencia, de su suicidio y, por supuesto, de sus simpatías comunistas. Una tendencia política que coincide con la que profesó el también escritor italiano Pier Paolo Passolini, quien, por cierto, también tuvo un trágico y oscuro final en la playa romana de Ostia.<br /><br />Lo cierto es que Cesare Pavese padeció las secuelas heredadas del auge y caída del fascismo italiano personificado por el estrambótico y astuto Benito Mussolini. Su sombra fue alargada y por estos días vuelve a envolvernos. El que fuera Duce de la Italia de la II Guerra Mundial es, al igual que Pavese ahora, objeto de vivisección por parte del profesor de Historia Europea Comparativa en Queen Mary, Universidad de Londres, Donald Sassoon, y su libro: "Mussolini y el ascenso del fascismo". El ensayo histórico, por resumir ampliamente y valga la contradicción, nos relata las razones de la relativa facilidad con la que se hizo con el poder quien liderara la marcha de los Camisas Negras sobre Roma en 1922.<br /><br />Este acontecimiento histórico ha sido considerado habitualmente como el último paso que llevó al fascismo italiano a detentar el poder hasta su estrepitoso fracaso en el conflicto bélico internacional. Pero la teoría de Sassoon señala que fue más bien una actitud determinada de amplios sectores de la sociedad italiana ante los movimientos de Mussolini la que provocó este desenlace.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCI0oOleTstaQEgOSh504esN4WHHQZMz4CoMAUmNP2ZrV2Pkx7AJB-QRodpD8gAQfw0QkrPgo3VFHviQYBJvPIuNKMoJGSOJZDcye5BLiQh3mpyH3rd2CDQpnlUCyPgd2olsfxSEux3q4f/s1600-h/250px-Victor_Emmanuel_III_of_Italy.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5244188275648763074" style="WIDTH: 217px; CURSOR: hand; HEIGHT: 313px" height="356" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCI0oOleTstaQEgOSh504esN4WHHQZMz4CoMAUmNP2ZrV2Pkx7AJB-QRodpD8gAQfw0QkrPgo3VFHviQYBJvPIuNKMoJGSOJZDcye5BLiQh3mpyH3rd2CDQpnlUCyPgd2olsfxSEux3q4f/s400/250px-Victor_Emmanuel_III_of_Italy.jpg" width="220" border="0" /></a><br /><br />En este sentido, la primera figura que suele ser blanco de diana por su benevolencia ante el empuje fascista italiano es la del monarca Víctor Manuel III. Es cierto que este rey se negó a proclamar el estado de sitio y la ley marcial que el Gobierno vigente, sintiendo ya el aliento de los Camisas Negras en las inmediaciones de la Ciudad Eterna, le presentó como última medida. Se imagina que, además, el ejército italiano no habría tenido excesivos problemas en parar los pies a unos hombres mal armados y exhaustos tras su marcha a pie. En contra de toda lógica, el propio Víctor Manuel concede a Mussolini la formación del Ejecutivo.<br /><br />Los hechos son incuestionables, pero bien es cierto que antes de ese desbordamiento, prensa liberal, empresarios y clase política en general no se habían preocupado de preparar los diques. La energía aparentemente renovadora de Mussolini y, sobre todo, su interés en aplacar los síntomas más radicales del descontento proletario, del que se había aprovechado en su discurso populista el propio caudillo, les cautivaron en mayor o menor medida.<br /><br />Este ascenso puede recordar en parte lo que sucedió en España durante la dictadura de Primo de Rivera en la década de los años 20. Un régimen que, en sus albores, también recibió el visto bueno de prohombres de las letras y la política española como Unamuno o Largo Caballero, por poner únicamente dos ejemplos. Quizás pensaron que se trataba de un mal menor que procuraría una estabilidad al país de la que carecía. Pero las buenas intenciones y las dictaduras no suelen casar bien.<br /><br />Mussolini, Primo de Rivera, ¿y Franco? Todavía hay españoles que se preguntan cómo llegó al poder, qué teclas tocó para que le sonara la flauta. Si fue o no inevitable. Si tenía un apoyo generalizado de la derecha o no. La tentación de aplicar el mismo criterio en este caso que el empleado por Donald Sassoon en el italiano es muy fuerte y, con casi total seguridad, en parte necesario. Franco admiraba los fascismos europeos, algunos políticos de la II República también y parte de la ciudadanía española se sentía ahogada entre huelgas, pistoleros y quemaconventos. Pero, recientemente, se editaba en España un nuevo ensayo del historiador británico Paul Preston que arroja algo más de luz sobre este interrogante. Que nadie subestime a Franco a estas alturas como caballo ganador, puesto que las máscaras que fue adoptando conforme cambiaban las circunstancias históricas le sirvieron para detentar la máxima autoridad en España. Al respecto, hay más información en la reseña que se realizó en este mismo blog sobre <a href="http://labatalladeloslibros.blogspot.com/2008/04/el-gran-manipulador-la-mentira.html">"El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco"</a>.<br /><br />Pese a todas esas máscaras y pese a la astucia política de Franco, el dictador murió en la cama. Es decir, no hubo un movimiento común y participativo lo suficientemente poderoso en España para derribarle. ¿Miedo, sumisión, seguidismo, resignación, pragmatismo? Estamos entrando en el campo de las emociones humanas. ¿Serían estas también las que determinaron que la sociedad alemana hiciese oídos sordos a las barbaries del nazismo o colaborase abiertamente con él o que amplios sectores italianos apoyaran o dejaran hacer a Benito Mussolini y sus objetivos totalitarios?<br /><br />El Doctor en Medicina por la Universidad de Düsseldorf, Francisco José Rubia, residió por motivos evidentes y durante largo tiempo en Alemania. Allí, él mismo reconoce que tuvo que enfrentarse a la polarización entre arios y no arios, entre burguesía y proletariado, entre comunistas y capitalistas. Esa experiencia y sus propias inquietudes intelectuales le llevaron a cuestionarse sobre la posibilidad de que existiesen estructuras cerebrales comunes que sirvieran de cimientos para la aceptación de las ideologías totalitarias.<br /><br />El libro que resultó de esa reflexión fue "El cerebro nos engaña" y abarca aspectos neurológicos muchísimo más amplios relacionados con el dualismo realidad objetiva - realidad subjetiva. De hecho, ese primer interrogante sobre los fascismos ocupa una parte marginal de la obra. Sin embargo, las conclusiones que pueden extraerse de su lectura son sorprendentes. Si no explican neurológicamente el por qué se profesa una ideología nazi, por ejemplo, sí que marcan algunas directrices para creer que el hecho neurológico influye directamente en esa decisión.<br /><br />Del ensayo de Rubia se desprende una idea determinante para entender la posición política ortodoxa: "Cualquier información es utilizada por el cerebro para confirmar lo que cree. Es lo que se ha llamado pensamiento circular, esa forma de pensamiento que utiliza cualquier información para realimentarse a sí mismo, base de muchas ideologías". Poco que añadir. Como tampoco hay mucho más que decir cuando escribe: "Algunos autores asumen la existencia de alguna tendencia innata a rechazar lo evidente por parte del cerebro. Por ejemplo, todos tenemos la consciencia de la inevitabilidad de la muerte, pero sin embargo nos comportamos como si este hecho no existiera. Es muy probable que el valor de supervivencia que esta negación de lo inevitable tiene sea el que ha dado lugar a esta especie de autoengaño del que a diario hacemos uso. Sólo así se explica que en la Alemania nazi haya habido tanta gente que <em>ignorase</em> activamente la existencia de campos de concentración, a veces muy cerca de pueblos y ciudades".<br /><br />La memoria, función mental, parece estar tan ligada a nuestros primeros instintos de supervivencia como a las experiencias que nos han permitido controlarlos cuando eran innecesarios. Así pues, habría que replantearse el sentido del manido término "memoria histórica" porque puede que encierre más jugo que la verborrea diaria de nuestros políticos.<br /><br />Como hemos empezado con Pavese y ya que hemos abusado de la cita textual, usemos ahora un artículo del italiano que aparece en su obra "La literatura norteamericana y otros ensayos". No hay mejor punto final para todo lo que se ha querido decir hasta ahora.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwY4Exm8hisVDtn9trTRBDxPmoYEo93LbA7K9TAwfosBsemF3O9Tu9T3M1BYGUZP4RAuEkT1e2mNMeJ53i9TagxVyduNOvkIVH6p69f-p6wGQWahzJWPQdB7l36t3cCJOEnF71dIZJI4GW/s1600-h/pavese1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5244188507186596770" style="CURSOR: hand" height="361" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwY4Exm8hisVDtn9trTRBDxPmoYEo93LbA7K9TAwfosBsemF3O9Tu9T3M1BYGUZP4RAuEkT1e2mNMeJ53i9TagxVyduNOvkIVH6p69f-p6wGQWahzJWPQdB7l36t3cCJOEnF71dIZJI4GW/s400/pavese1.jpg" width="263" border="0" /></a><br /><br />"A cada paso, durante estos veinte años, la cultura italiana estuvo a punto de gritar: <em>Basta. Ya está bien. Detente, fascismo.</em> Y siempre estuvo dispuesta a aceptar una situación incómoda con tal de tener la certeza de que las cosas no empeorarían. Pero la naturaleza del fascismo, como la de todos los vicios, era por el contrario rodar por la pendiente convirtiéndose en alud, escapando incluso al control de sus jefes. En semejantes trances, la cultura italiana abrigó la ilusión, constantemente renovada, de que era posible cavar un refugio, acurrucarse en él y ocuparse de los propios asuntos, tal como uno acepta el mal tiempo, rezongando y consolándose con la idea de que al fin y al cabo es bueno para el campo. Conocí a un antifascista, profesor y matemático, que en Febrero de 1938, al caer Madrid, me dijo: <em>Pues mira, estoy contento. Ya no podía pensar ni trabajar. Ahora ya no me remorderá más el no estar en España combatiendo contra Franco</em>."</div><br /><br /><p align="justify"><strong><span style="color:#ff0000;">Lo que no es tradición, es plagio. Bibliografía</span></strong></p><a href="http://eliteratura.balearweb.net/resource/preview/el%20fantasma%20del%20rey%20leopoldo.jpg"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKi4WN6WJ4-3rI61ixSDJlPVtOsSnwHwNZAioOYfG7WZtfN7pjTl6U43QnBmk3W5fsjgS6scfSgiRcX1thtCmpPUzzhKUR7aKZ4JHWUcp8Q2KNMAkutPmVFOTLZVH7QS_lb1d69KT31hyd/s1600-h/El-tiempo-de-los-asesinos-i0n14172.jpg"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqs9NoEofjpX_VTYoSYAz1wJH4aCOeObEe6831L2NGQA4WWYvJ69rabOIG5ckqENwBFqLldNLpJaYAPYie3S_hUbb7snvkn6LiXUqvlPyDvuSK8QWKjCjUp5UWIdPxtl-RRpZu-ImrrVcL/s1600-h/laliteraturanort.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5244189355137786530" style="WIDTH: 75px; CURSOR: hand; HEIGHT: 109px" height="108" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqs9NoEofjpX_VTYoSYAz1wJH4aCOeObEe6831L2NGQA4WWYvJ69rabOIG5ckqENwBFqLldNLpJaYAPYie3S_hUbb7snvkn6LiXUqvlPyDvuSK8QWKjCjUp5UWIdPxtl-RRpZu-ImrrVcL/s400/laliteraturanort.jpg" width="87" border="0" /></a><br /><strong><span style="font-size:78%;">"La literatura norteamericana y otros ensayos"</span></strong><br /><strong><span style="font-size:78%;">Cesare Pavese</span></strong><br /><span style="font-size:85%;"><strong><span style="font-size:78%;">Lumen</span></strong><br /></span><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvZJ6-7sonZsPz31ll22QpOAw5hmJa-ArlG7WVxk1aXCUumUb9nSmrbo9AEO3Cb53Fs9B0345LqihSJ9__4PfncnUZMOaYQQRKAIxFsGZJF50zyZlHrbxH1QFY12V_eNpkrVNtu_dxTgv5/s1600-h/elcerebro.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5244189925093595426" style="WIDTH: 83px; CURSOR: hand; HEIGHT: 119px" height="400" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvZJ6-7sonZsPz31ll22QpOAw5hmJa-ArlG7WVxk1aXCUumUb9nSmrbo9AEO3Cb53Fs9B0345LqihSJ9__4PfncnUZMOaYQQRKAIxFsGZJF50zyZlHrbxH1QFY12V_eNpkrVNtu_dxTgv5/s400/elcerebro.bmp" width="83" border="0" /></a><br /><span style="font-size:78%;"><strong>"El cerebro nos engaña"</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Francisco J. Rubia</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Booket</strong></span>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-37829115345625510512008-08-08T18:24:00.017+02:002008-08-13T12:06:29.111+02:00Lecciones de ilusión<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYDT8tdZ1Rjq1vHExG-mc2NMZZRGGPBxVsMAEHRL3TQfD_p1zRq42Vp4Nv-iVTyfnWKHh0yRpqLAVbFcWmObqvcquZ0y7AWZ-8OEWwLI_TCnsPMrTN4K-79XprtZumf37hXtzMRWW99bpz/s1600-h/Leccionesdeilusion.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5232183790366824754" style="WIDTH: 161px; CURSOR: hand; HEIGHT: 239px" height="259" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYDT8tdZ1Rjq1vHExG-mc2NMZZRGGPBxVsMAEHRL3TQfD_p1zRq42Vp4Nv-iVTyfnWKHh0yRpqLAVbFcWmObqvcquZ0y7AWZ-8OEWwLI_TCnsPMrTN4K-79XprtZumf37hXtzMRWW99bpz/s400/Leccionesdeilusion.jpg" width="171" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Sobre la delgada línea que separa la razón de la locura, Cervantes escribió en "El Quijote": <em>"como no la sabía</em> [el género de su locura], <em>ya le tenía por cuerdo y ya por loco, porque lo que hablaba era concertado, elegante y bien dicho, y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto". </em>De ese modo, al hablar de Edgar Alan Poe, Nietzsche, Juan Ramón Jiménez, Franz Kafka, Virginia Woolf, Yukio Mishima o Leopoldo María Panero, ¿deberíamos atender a su obra y a sus fantasmas como un todo? O mejor dicho, ¿es imprescindible conocer primero la locura de cada uno de ellos para entender después su literatura y pensamiento?<br /><br /><div align="justify">Pablo D´Ors (Madrid, 1963) es sacerdote y teólogo. En los tiempos que corren, hay que estar un poco ido para aventurarse por semejantes andurriales. Pero quizás la mayor locura cometida por el descendiente de Eugenio D´Ors es presentar una obra de dimensiones colosales en estos días de brevedad, superficialidad y nadería. Casi 700 páginas que describen la inaudita rutina de un sanatorio mental perdido entre las montañas de Baviera. Evidentemente, este primer acercamiento nos recuerda a la obra más conocida de Thomas Mann, "La montaña mágica", y no es una influencia que el autor esconda. Sobre todo, porque quizás no pueda dadas las coincidencias.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikr-eFUae9hlaetXa29-l6ZNK46nrsbCEE8Q4Y-G8_gpFxGxxLaCey1IBSNtPOMHNGUIR0fUwc8z7YhP1mZnWkm5XWLdd9bthtATd92TAu2R6F_0QE4FcbVA0_MOtvdlJbEatryKyMH-CC/s1600-h/ThomasMann.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5233934336049410418" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikr-eFUae9hlaetXa29-l6ZNK46nrsbCEE8Q4Y-G8_gpFxGxxLaCey1IBSNtPOMHNGUIR0fUwc8z7YhP1mZnWkm5XWLdd9bthtATd92TAu2R6F_0QE4FcbVA0_MOtvdlJbEatryKyMH-CC/s400/ThomasMann.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Thomas Mann escribió su novela con la intención de ser breve. Está claro que no consiguió ese primer objetivo, aunque sí que terminó de dar forma a lo que se creó en su imaginación tras visitar a su mujer en el sanatorio en el que estaba ingresada. El joven Hans Castorp, protagonista de "La montaña mágica", se enfrentará allí a conceptos como el del Tiempo, la Estética, la Política, la Enfermedad o la Muerte. Ideas sobre las que también tendrá que girar su sosias literario en la obra de D´Ors, Lorenzo Bellini, aunque éste con el agravante confuso de estar rodeado de locos. Sin embargo, lo más importante de esas vidas novelescas y paralelas es que ambos protagonistas, tanto Hans como Lorenzo, llegarán a esos sanatorios sin saber que allí perderán definitivamente la inocencia, que sus prejuicios e ideas inamovibles quedarán como fantasmas de otro tiempo entre sus pasillos y salas. Todos tenemos un lugar parecido, aquel en el que cambiamos la ortodoxia juvenil por la elasticidad y la eterna duda que acompañan al hombre adulto hasta su fin.<br /><br /><div align="justify">En esa última línea trazada, Pablo D´Ors, que reconoce que Lorenzo Bellini es él mismo, quizás haya seguido también, como un sonámbulo, sus pasos. Quizás, en definitiva, D´Ors haya perdido parte de su inocencia en los cuatro años de trabajo que ha dedicado a "Lecciones de ilusión". Sus monstruos interiores han sido exorcizados en el análisis y descripción de una serie de sujetos a medio camino entre la compasión y la admiración. Hombres que no pueden terminar un libro, que se inventan la correspondencia del sanatorio, que pierden las horas y la salud en teorías peregrinas o en labores de minuciosidad compulsiva.<br /><br /><div align="justify">Dice el autor que "la novela es un juego con la propia identidad". Desenredando el ovillo, si la locura es el experimento más extremo de la propia identidad, es posible que D´Ors se haya encontrado a sí mismo en "Lecciones de ilusión" a través de las biografías de sus admirados Robert Walser, August Strindberg y Friedich Hölderlin. Del primero, del autor de los microgramas, del escritor que quiso hacerse ilegible a través de una caligrafía liliputiense, no queda claro si fue un loco al que le hicieron creer que estaba loco o un loco que hizo creer al resto del mundo de que lo estaba. El manicomio en el que se recluyó fue su particular torre de marfil y allí decía sentirse a gusto para trabajar. Strindberg, por su parte, utilizó la literatura como arma arrojadiza de sus neurosis. Al dramaturgo nórdico le aterraba vivir y quizás el enfrentamiento con ese miedo cerval le hizo escribir lo que escribió. Por último, Friedich Hölderlin tuvo su propia torre de marfil. La torre con vistas al río Neckar, propiedad de su amigo Zimmer, en la que fue acogido por este hombre que pretendía encontrar en las inconexas asociaciones de palabras que la mente del poeta realizaba en el momento más crítico de su enfermedad, poesías que en un futuro marcarían una época. Esas tres locuras, según el autor, condensan las locuras de los personajes de su novela.<br /><br /><div align="justify">Una afirmación común es aquella que dice que todo artista atraviesa su particular crisis vital. Pero por no hacer de ellos una especie distinta al común de los mortales, digamos que todo hombre sufre a lo largo de su existencia "una temporada en el infierno". La cita de Rimbaud es pertinente porque el estudio que de su vida y obra realizó Henry Miller constituye un buen ejemplo de lo que sucede en la novela de D´Ors. "El tiempo de los asesinos", ese breve ensayo del escritor norteamericano, es el resultado de la particular búsqueda de un sosias artístico del autor de "Trópico de Cáncer" para calmar sus propios monstruos interiores. Miller cree haber encontrado en el poeta francés su reflejo. "Rimbaud experimentó su gran crisis a los dieciocho años, momento en el que llegó al borde la locura. Desde entonces, su vida fue un interminable desierto. Yo sufrí mi crisis entre los treinta y seis y los treinta y siete, edad a la que murió Rimbaud. Desde ese momento mi vida comenzó a florecer. Rimbaud abandonó la literatura para vivir. Yo tomé el camino inverso". En el momento de atravesar esa cuerda floja, hay quienes pierden el equilibrio y caen al vacío y hay quienes mantienen el equilibrio encauzando sus fantasmas a través de la creación o de cualquier otro clavo ardiendo.<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYgmEPJ1rcG9Lbjf7deBdEaT8AAhMUo__E7wgh7HQDiWo6wXlVY4_kBRlGi9LlKwwwlxjfGLAYhVIkhPZFCtuhlT_XjgScx2-I7GDH4PGnjizkhiKMOgT6KwtDYryeV91B-ptQpAOiAz_e/s1600-h/rimbaud.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5233934483102747090" style="WIDTH: 220px; CURSOR: hand; HEIGHT: 284px" height="361" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYgmEPJ1rcG9Lbjf7deBdEaT8AAhMUo__E7wgh7HQDiWo6wXlVY4_kBRlGi9LlKwwwlxjfGLAYhVIkhPZFCtuhlT_XjgScx2-I7GDH4PGnjizkhiKMOgT6KwtDYryeV91B-ptQpAOiAz_e/s400/rimbaud.jpg" width="250" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Si Miller convierte de ese modo a Rimbaud en un hermano espiritual, Pablo D´Ors se pregunta si la vida intelectual y artística es un puro fenómeno de hermandad de almas y tormentos comunes. Así, sus personajes desean ardientemente encontrar en el pasado a otro hombre que haya sufrido lo mismo que ellos y que ese compartir consiga aliviar en parte la carga que les ha tocado arrastrar. Lo hace el director del sanatorio, obsesionado por un sistema terapéutico que vincula las enfermedades mentales de sus pacientes con las de ilustres enfermos de la historia; lo hace también el corrector impenitente de su propia biografía, rodeado en su pabellón particular de cientos de bustos de insignes intelectuales; ¿actúa Pablo D´Ors de igual modo en "Lecciones de ilusión"?<br /><br /><div align="justify">El escritor madrileño no ha escondido esta tendencia a buscar reflejos intelectuales y vitales en la historia y cita a Charles Foucauld y a Stefan Zweig como los dos espejos que proyectan su propia imagen. Quizás de ese modo el autor experimente lo que viene a escribir en su novela, que “todo loco nos recuerda nuestra incapacidad intelectual o, dicho más sencillamente, [que] todo loco nos recuerda que somos idiotas”. En los tiempos que corren, cuando los narcóticos contra el dolor y la muerte se han multiplicado en forma de objetos materiales y estilos de vida hedonistas, sería necesario, dice el autor, visitar un manicomio o, en su defecto, un hospital de enfermos terminales, hombres y mujeres con los que Pablo D´Ors tiene contacto permanente debido a sus funciones de capellán en una institución de este tipo. Todo lo que no queremos ver, todo lo que intentamos obviar, es lo que nos hace más fuertes, más comprensivos y, por qué no, más sabios. Heidegger dixit: "el hombre es un ser hecho para la muerte". Entenderla y hacerla nuestra compañera de viaje es el único modo de perderle el miedo.<br /><br /><div align="justify">Pero el miedo también nos hace huir de lo que queremos, porque lo que queremos nos hace sufrir. Sufrimos por miedo a perder el objeto amado, sufrimos por el sufrimiento que sufre nuestro amante, sufrimos porque hacemos sufrir al otro, sufrimos porque sabemos que podemos asesinar lo que queremos. Necesitamos entonces del arte o de la fe o de ambas cosas para hacer romas tantas espinas. Sorprendentemente, hay quienes, como los místicos, como Santa Teresa o San Juan de la Cruz, se sumergen en las profundidas de ese dolor. La locura está presente en decisiones de este tipo, locura que, sin embargo, alcanza una plena lucidez en sus creaciones que nos muestran, a los cuerdos, aquello de lo que tratamos de poner distancia, de hacer invisible. Pero tampoco seamos demasiado duros con nosotros mismos, ya que somos pura contradicción y sólo nos queda aceptar este hecho o ser obsesivamente consecuentes, lo que conduce sin duda a una espiral delirante y perversa.<br /><br /><div align="justify">No obstante, en el centro de esa espiral puede hallarse la verdad. Todos la andamos persiguiendo. Algunos la encuentran. Los menos saben contarla en sus obras de arte. La ilusión que nos empuja a su hallazgo constituye el motor de la creación, pero una vez hallada siempre nos quedamos vacíos y ansiamos entrar en otra espiral, en otra búsqueda de otra verdad. Es posible que esto sea lo que nos hace humanos, la necesidad de grandes dosis de fantasía para entender la verdad.<br /><br /><div align="justify">Pero, por otro lado, el artista que renuncia a la fantasía, a la ficción, termina por convertir su vida en su obra de arte. Pensemos en el esotérico Aleister Crowley o en el escritor japonés Yukio Mishima, paradigmas de esta última idea. Siguiendo, por ejemplo, la biografía de Mishima, uno constata cómo termina por preferir la acción a la creación. Su suicidio público bajo el sagrado ritual samurai del harakiri ha llegado hasta nosotros casi con más fuerza que sus "Confesiones de una máscara". Vida y obra, como decíamos al principio, se confunden en un sólo concepto. Esa elección por vivir radicalmente antes que por escribir compulsivamente queda muy bien expuesta en el catálogo para una exposición que escribió Mishima: "El Río del Cuerpo desembocó como era natural en el Río de la Acción. Este Río es comparable al Río de la Escritura. Es el Río de la Acción el más destructivo de todos los ríos y entiendo muy bien que sean muy pocos lo que se acerquen a él. Este río no demuestra la menor generosidad por quienes lo cultivan; no trae riqueza ni paz, no da descanso. Dejadme decir sólo esto: yo, nacido hombre y tan vivo como cualquier hombre, no puedo dominar la tentación de seguir el curso de este río".<br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPciN6GUAXKkCk2QgC9T0oY6slW3SVxJatj80aRNHIQ1jB0Bd93hLhGDBYIsIl0JrjNFowzjQh4s5EeBTBM8ZJiVBt5RMa7lDJXdy34Qke48U-jAtRg-9xOZFYeqYqzvlLIQXkj9hf-vv0/s1600-h/mishima.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5233934738634667074" style="WIDTH: 314px; CURSOR: hand; HEIGHT: 296px" height="377" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPciN6GUAXKkCk2QgC9T0oY6slW3SVxJatj80aRNHIQ1jB0Bd93hLhGDBYIsIl0JrjNFowzjQh4s5EeBTBM8ZJiVBt5RMa7lDJXdy34Qke48U-jAtRg-9xOZFYeqYqzvlLIQXkj9hf-vv0/s400/mishima.jpg" width="366" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Es una declaración gloriosa y heroica, desde luego, que necesitaba de una culminación práctica igualmente gloriosa para cerrar el círculo. La decisión de hacerse el harakiri sería el broche final para Yukio Mishima. Así lo pensó el escritor japonés. El 25 de noviembre de 1970, encerrado en el despacho del Cuartel Central del Ejército Oriental de Tokio tomado por Mishima y su grupo Tatenokai, el escritor comienza el ritual de su muerte después de un ampuloso discurso dirigido a los soldados de las Jietai. Como marca la tradición samurai, se clava una daga frente a sus discípulos en el estómago. Al mismo tiempo que brota la sangre, los nervios traicionan a Mishima y su decisión de herirse mortalmente flaquea. Tras la lucha interna entre su férrea voluntad y su natural instinto de supervivencia, Mishima consigue finalmente el corte y la profundidad necesaria. Sólo queda que Morita, su mano derecha, el elegido para decapitarle, no falle con la espada y le ahorre sufrimiento. Impresionado por la sangrienta imagen, el discípulo la pifia en su primer intento: sólo le produce al moribundo una herida profunda en el hombro y la espalda. El segundo conato de decapitación no resulta mejor que el primero. Mishima, el objetivo del verdugo circunstancial, se retuerce presa de un dolor indescriptible. El tercer golpe de espada logra alcanzar el cuello del escritor, pero no tiene la suficiente fuerza para arrancar la cabeza del cuerpo y ésta queda colgada, patética y dantesca, de sus hombros, en ángulo, chorreando sangre a borbotones. Otro discípulo presente, harto del espectáculo, le quita la espada a un Morita incapaz de continuar con la carnicería, con la chapuza. Esta vez sí. De un tajo, el nuevo matarife acaba con la agonía de Yukio Mishima, que queda en el suelo inerte, en un charco creciente de sangre viscosa sobre el que flotan sus intestinos. Envuelto en el hedor insoportable a muerte y excrementos que inunda la habitación, Morita sigue las órdenes de Mishima y comienza su propio suicidio. El miedo le impide clavarse la daga bien profunda. Sólo se hace un rasguño, pero tiene más suerte que su líder. De un sólo corte, el compañero encargado de decapitarle le arranca la cabeza y la vida.<br /><br /><div align="justify">Ambos, Morita y Mishima, encontraron de ese modo la única verdad firme que existe en nuestro mundo limitado después de caer como muñecos de trapo por una espiral extravagante que les hizo enloquecer. Sin embargo, no importará la espiral en la que uno quedó atrapado cuando llegue a ese punto. O si fue una espiral o si fueron varias. O si enloqueció o no enloqueció en el trayecto. Recuerdo por segundo vez que Heidegger dixit: "el hombre es un ser hecho para la muerte". Mientras llega ese momento, ama, crea y fantasea. Es decir, se hace el loco, como si no supiese lo que le espera al final.<br /><br /><br /><p align="justify"><strong><span style="color:#ff0000;">Lo que no es tradición, es plagio. Bibliografía</span></strong></p><a href="http://eliteratura.balearweb.net/resource/preview/el%20fantasma%20del%20rey%20leopoldo.jpg"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKi4WN6WJ4-3rI61ixSDJlPVtOsSnwHwNZAioOYfG7WZtfN7pjTl6U43QnBmk3W5fsjgS6scfSgiRcX1thtCmpPUzzhKUR7aKZ4JHWUcp8Q2KNMAkutPmVFOTLZVH7QS_lb1d69KT31hyd/s1600-h/El-tiempo-de-los-asesinos-i0n14172.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5233937026555578194" style="CURSOR: hand" height="109" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKi4WN6WJ4-3rI61ixSDJlPVtOsSnwHwNZAioOYfG7WZtfN7pjTl6U43QnBmk3W5fsjgS6scfSgiRcX1thtCmpPUzzhKUR7aKZ4JHWUcp8Q2KNMAkutPmVFOTLZVH7QS_lb1d69KT31hyd/s400/El-tiempo-de-los-asesinos-i0n14172.jpg" width="74" border="0" /></a><br /><strong><span style="font-size:78%;">"El tiempo de los asesinos"</span></strong><br /><strong><span style="font-size:78%;">Henry Miller</span></strong><br /><span style="font-size:85%;"><strong><span style="font-size:78%;">Alianza</span></strong><br /></span><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy5lqxQBayidz8wR97pjL7Yfmfg-UTj8746T48PPwDgD2lTnpZ4vHBYSQemZS35QddHqOavf9qzuKuoUhQxFhQcpV9ZCdU77Px8FI4gwE-KF48_CSFeSKeRlThyphenhyphenDkvX_B5MGRtugIAFims/s1600-h/jukio3.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5233937308838751954" style="WIDTH: 77px; CURSOR: hand; HEIGHT: 118px" height="170" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy5lqxQBayidz8wR97pjL7Yfmfg-UTj8746T48PPwDgD2lTnpZ4vHBYSQemZS35QddHqOavf9qzuKuoUhQxFhQcpV9ZCdU77Px8FI4gwE-KF48_CSFeSKeRlThyphenhyphenDkvX_B5MGRtugIAFims/s400/jukio3.jpg" width="194" border="0" /></a><br /><span style="font-size:78%;"><strong>"Vida y muerte de Yukio Mishima"</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Henry Scott Stokes</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Muchnik Editores</strong></span></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-64832372775068879972008-08-04T11:23:00.008+02:002008-08-05T01:52:02.289+02:00Se reventó el manguito<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghrX7s5U2YdofMUm4Ij1QpueWK3nDixDB8tFOfhlh4b-cIaHjP28lZeBT9jDlQ_jrK5UBJrRy6KVUEDXm3NC1enCAoyVVU42hJw0cb0gBmXDr3JustCZ9Amb884UnHp1LVMzBShWUMBAB3/s1600-h/serevent%C3%B3.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5230590804261009874" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghrX7s5U2YdofMUm4Ij1QpueWK3nDixDB8tFOfhlh4b-cIaHjP28lZeBT9jDlQ_jrK5UBJrRy6KVUEDXm3NC1enCAoyVVU42hJw0cb0gBmXDr3JustCZ9Amb884UnHp1LVMzBShWUMBAB3/s320/serevent%C3%B3.jpg" border="0" /></a><br /><br />Jean Rolin (Boulogne - Billancourt, 1949) ha conseguido obtener de la nada, petróleo. Mejor dicho en este caso: caucho. Un mérito indudable para una historia que se resume en una frase: un hombre trata de llevar desde París hasta el Congo un coche con el que un amigo podrá ganarse la vida como taxista en aquel país. A simple vista, por tanto, es comprensible adelantarnos al meollo de la cuestión e intuir en la obra del francés un libro de viajes en el que se ha de hablar, sin duda, de la típica solidaridad del europeo altruista y del tópico exotismo subyugante del continente africano.<br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify">Sin embargo, la historia nos sitúa en el Congo y el objetivo final del protagonista es tan irrelevante para su desarrollo como el que llevó a Marlow a encontrarse con Kurtz y con el horror. Efectivamente y de nuevo, "El corazón de las tinieblas".<br /><br /></div><div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuFpPIohvJ7zhbY3eE0vGvzKzFRjBgQGyMiGPc1Iy3jcgNpLuJg2Jxh20_NwxwZ_aVDN2J4EQF8zNjDm0qkJHaosX4zTI8FQpMDnw2xeSHKEM3yeK-cLLu0ETpBKn2acF82k6pS7B4cviK/s1600-h/conrad.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5230608555330058738" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuFpPIohvJ7zhbY3eE0vGvzKzFRjBgQGyMiGPc1Iy3jcgNpLuJg2Jxh20_NwxwZ_aVDN2J4EQF8zNjDm0qkJHaosX4zTI8FQpMDnw2xeSHKEM3yeK-cLLu0ETpBKn2acF82k6pS7B4cviK/s320/conrad.jpg" border="0" /></a><br /><br />En 1890, Joseph Conrad embarcaba en Burdeos hacia el Congo para sustituir, en principio, al fallecido capitán de un vapor llamado "Floride". ¿Qué sabía el escritor ucraniano sobre aquel país? ¿Estaba preparado ese hombre enfermizo desde la infancia para soportar los rigores de una región inhóspita? ¿Se planteó estas preguntas un Conrad ávido de encontrar trabajo y aventura y en cuya maleta, junto a su ropa interior, viajaba de un lado para otro el manuscrito de "La locura de Almayer"? No lo sabemos a ciencia cierta, pero lo único cierto es que el futuro gran escritor emprende una ruta a pie desde Matadi hasta Kinshasa, es decir, casi cuatrocientos kilómetros en condiciones penosas, con el objetivo de embarcar en el Roi des Belges para ayudar a otro barco de la compañía para la que trabajaba entonces. La expedición de socorro, compuesta en parte por nativos bantúes, debía remontar el río Congo. Se encontraron con una navegación extrema y tortuosa, circunstancia quizás previsible, a la que se le sumaron enfermedades, malas relaciones de Conrad con sus superiores y testimonios directos de la crueldad y la incompentencia humana. Así pues, no es de extrañar que el escritor, enfermo y de vuelta ya en Kinshasa, terminara escribiendo en una carta una frase lapidaria: "Todo es repugnante por aquí". A punto de perder la vida por la disentería y las fiebres y trasladado a Matadi en hamaca para su regreso a Inglaterra, Conrad quizás no era consciente aún de que el germen de una de las grandes novelas de la Historia estaba a punto de reventar tras esa experiencia frustrante, inútil y arriesgada.<br /><br /></div><div align="justify">Por su parte, Jean Rolin es hijo de un médico militar que estuvo destinado durante un tiempo en el Congo Francés. Asímismo, también él emprendió su particular viaje al corazón de las tinieblas en 1980 como reportero del diario "Libération" en el Congo. Además, si Marlow describió el infierno congoleño creado por el rey Leopoldo de Bélgica, el narrador de "Se reventó el manguito" atraviesa las tierras sobre las que Mobutu Sese Seko construyó su terrible cleptocracia particular. Las tierras que a día de hoy, todavía sufren las consecuencias de su Guerra Civil desarrollada entre 1996 y 2002 y de sus enfrentamientos étnicos en 2003. Tierras en las que la corrupción, la inoperante burocracia, el temido ejército y la idiosincrasia nativa tejen una red laberíntica de la que el protagonista europeo de la novela no sabe muy bien cómo escapar sano y salvo.<br /><br /></div><div align="justify">No estamos comparando en este caso la altura literaria de ambos textos, ya que no hay parangón posible. Pero sí el parecido destino que tanto Jean Rolin como Joseph Conrad han tenido con el Congo y, sobre todo, estamos comprobando cómo la herida abierta en ese rincón africano supura y sangra todavía.<br /></div><div align="justify">Según una cita de Mark Twain, que data de su época como miembro del movimiento internacional contra el trabajo esclavo en el Congo, el trabajo forzado al que fueron sometidos sus habitantes a finales del siglo XIX y principios del XX costó entre cinco y ocho millones de vidas. Un verdadero genocidio, sea cual sea la cifra real, ordenado por alguien que nunca puso los pies en ese lugar, el rey Leopoldo II de Bélgica, y por un sólo motivo: el caucho y la extensión selva adentro del ferrocarril que había de permitir extraerlo en su integridad. Henry Morgan Stanley, el honorable e incansable explorador galés, fue durante cinco años la mano derecha del monarca belga en el Congo, un lugar donde, como escribe Adam Hochschild, "no existían los diez mandamientos".<br /><br /></div><br /><a href="http://n4abc10.abc.es/Hemeroteca/imagenes/sevilla/15112007/Home/leopoldo200x282.jpg"><img style="WIDTH: 201px; CURSOR: hand; HEIGHT: 259px" height="387" alt="" src="http://n4abc10.abc.es/Hemeroteca/imagenes/sevilla/15112007/Home/leopoldo200x282.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Obras como la de Hochschild, "El fantasma del rey Leopoldo", atestiguan muy bien qué tipo de colonización sufrieron los países africanos por parte de los europeos y explican a la perfección el difuso sentimiento de culpa que experimentamos los "hombres de bien" cuando las terribles noticias que de allí nos llegan aparecen en nuestros televisores y periódicos. No obstante, ni siquiera el papel que desempeñó Europa y Estados Unidos en la descolonización africana podrían redimirnos de ese pecado original y tenemos que volver nuevamente nuestra mirada hacia el antiguo Zaire, el epicentro del continuo terremoto en África.<br /><br /></div><div align="justify">En 1960, Patrice Lumumba se erigía como Primer Ministro de la República Democrática del Congo por primera vez en la historia del país. De aspecto y educación a la europea, todos convienen que, aunque anticolonialista, tampoco se comportó como un santo con algunas de las tribus que vivían bajo su mandato. Sin embargo, hoy se sabe que la CIA proporcionó armas a Mobutu Sese Seko para lograr el poder congoleño y que el gobierno belga reconoció en 2002 su responsabilidad en la muerte de Lumumba.<br /><br />"¿Sabe? En realidad no necesitamos coches. Mi gente prefiere ir en bicicleta. A los zaireños nos encanta el deporte". Así contestó Mobutu Sese Seko a una pregunta de un periodista europeo sobre el paupérrimo entramado móvil del país que gobernaba con mano de hierro. Una graciosa ironía si no procediese de un hombre que contaba con 4.000 millones de dólares en cuentas suizas gracias, entre otras cosas, al apoyo más o menos silencioso de Estados Unidos, Bélgica y Francia. Huelga decir que su gente moría de hambre y que, en su dolorosa decadencia de salud (cáncer de próstata) y de poder (rebelión apoyada por Uganda y Ruanda), fue abandonado por los gobiernos que sostuvieron y alentaron su cleptocracia.<br /><br /></div><div align="justify"></div><a href="http://www.dittatori.it/mobutu3.jpg"><img style="WIDTH: 187px; CURSOR: hand; HEIGHT: 246px" height="430" alt="" src="http://www.dittatori.it/mobutu3.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Un destino parecido corrió el Emperador Centroafricano, Bokassa I. Valery Giscard D´Estaign, Presidente de la República Francesa entre 1974 y 1981, era muy amigo suyo, ya que su padre había tenido en ese punto africano grandes negocios y los intereses franceses sobre el uranio y el marfil de esa región seguían siendo escandolosos. Bokassa I llamaba al gobernante galo "primo", nada reseñable si este recién nacido Napoleón africano no se hubiese gastado todo el presupuesto anual del Estado en su ceremonia de coronación cuando su pueblo, nuevamente, se moría literalmente de hambre. Ironías del destino quisieron que su mujer, la emperatriz Catherine, terminara a sueldo de los servicios secretos franceses y consiguiera cambiar la titularidad de muchas y sobre todo gruesas cuentas corrientes del dictador centroafricano. De nada le había servido a Bokassa I regalarle a Giscard D´Estaign todo un coto de caza donde practicaba el puro y salvaje safari cinematográfico. Cuando tropas francesas lo derriban del poder mientras estaba en el extranjero, el "inocente" Bokassa I pide asilo en el país cuyo postulado oficial siguió a pies juntillas durante mucho tiempo: Francia. Evidentemente, le negaron el asilo. Es más, no le permitieron salir del avión.<br /><br /></div><div align="justify">Podríamos contar desgraciadamente hechos parecidos, como por ejemplo las relaciones del dictador ugandés Idi Amin Dada durante su golpe de Estado con Inglaterra e Israel. Pero sería extenderse demasiado en retratos a medio camino entre el horror y el delirio. África entera tiene tantos como baobas cubren sus tierras.<br /><br /></div><div align="justify">"Se reventó el manguito", por otro lado, se desarrolla en un tiempo en el que los europeos votamos una Constitución al mismo tiempo que aprobamos una ley de inmigración que permite detener, sin eufemismos, durante 18 meses a un inmigrante sin papeles. En esta novela hay un párrafo demoledor que resumiría las relaciones entre África y Europa durante el último siglo. Se nos describen dos fotografías del congoleño que ha de ganarse la vida con ese coche que tanto trabajo costó llevarlo hasta Kinshasa. En la que parece más joven, se le observa vestido de militar, pertrechado con armas automáticas y ropas de camuflaje en la selva africana. En la que ya está algo envejecido y enfermo, el mismo congoleño luce el flamante uniforme de guardia de seguridad de un McDonald en París.<br /><br /></div><div align="justify">Ernesto Ché Guevara también estuvo en el Congo tratando de exportar su revolución latinoamericana. Se nos cuenta en la obra de Rolin que el guerrillero se planteaba crear las necesidades que harían nacer en la población campesina sus supuestas ansias revolucionarias, porque cuando llegó, los campesinos eran, increíblemente, sino felices, al menos ajenos y reacios a sus postulados. "Hubiera sido preciso encontrar una fórmula para que necesitaran adquirir artículos de la gran industria", piensa Guevara cual ejecutivo publicista. Porque él mismo reconoce que poseían su tierra. La cultivaban. Consumían lo que les daba. Y no necesitaban nada más. Ni siquiera la utopía. Con esto no se pretende revindicar el estado del "buen salvaje", sino señalar que el fin de la inocencia de todo un continente fue abrupto, cruel e indiscriminado. Tres características básicas del carácter de buena parte de los seres humanos. Como dijo Conrad en su carta: "Todo es repugnante por aquí", en el mundo de los humanos, añado a título personal.<br /></div><p align="justify"><strong><span style="color:#ff0000;">Lo que no es tradición, es plagio. Bibliografía</span></strong></p><a href="http://eliteratura.balearweb.net/resource/preview/el%20fantasma%20del%20rey%20leopoldo.jpg"><img style="WIDTH: 75px; CURSOR: hand; HEIGHT: 107px" height="337" alt="" src="http://eliteratura.balearweb.net/resource/preview/el%20fantasma%20del%20rey%20leopoldo.jpg" border="0" /></a><br /><strong><span style="font-size:78%;">"El fantasma del rey Leopoldo. Codicia, terror y heroísmo en el África Colonial"</span></strong><br /><strong><span style="font-size:78%;">Adam Hochschild</span></strong><br /><span style="font-size:85%;"><strong><span style="font-size:78%;">Península / Atalaya</span></strong><br /></span><br /><a href="http://www.librerialuces.com/fotos/9788403097094.jpg"><img style="WIDTH: 75px; CURSOR: hand; HEIGHT: 120px" height="497" alt="" src="http://www.librerialuces.com/fotos/9788403097094.jpg" border="0" /></a><br /><span style="font-size:78%;"><strong>"Payasos y monstruos"</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Albert Sánchez Pinyol</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Aguilar</strong></span><br /><br /><a href="http://www.aceprensa.com/repository/article_imgs/vidasconrad_i.jpg"><img style="WIDTH: 75px; CURSOR: hand; HEIGHT: 115px" height="392" alt="" src="http://www.aceprensa.com/repository/article_imgs/vidasconrad_i.jpg" border="0" /></a><br /><span style="font-size:78%;"><strong>"Las vidas de Joseph Conrad"</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>John Stape</strong></span><br /><span style="font-size:78%;"><strong>Lumen</strong></span>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-11131639186775588582008-08-01T11:49:00.005+02:002008-08-13T12:07:05.833+02:00Premio para La Batalla de los Libros<div align="justify">Todavía estoy pellizcándome. Hay gente que lee este blog y que, además, disfruta con él tanto como para concederle un efímero pero maravilloso premio: El Blog del Día 1 de Agosto de 2008. Muchísimas gracias a <a href="http://www.nosinmicamara.blogspot.com/">No sin mi cámara</a>.<br /><br /><a href="http://www.nosinmicamara.blogspot.com/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5229485062414965906" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzyWA-v15hZu1_pNNQsQPMdBPm2NcbQspWmNbHbFUcAvVYudH2NxC9suQAbJhoBiPdxTtfclU9NtXd5Cwq54nqmshrjXcwkW5FwUr7TrcdZOcfu3TmW4f-nIcFK4kMiIKr_Xsy-o-52WsQ/s320/blogdeldia.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Dicen que las mariposas que mueren a las 24 horas son las más bellas. Me gustaría saber si son también las más felices.</div></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-6683310472151118472008-07-16T20:45:00.004+02:002008-07-16T21:23:59.297+02:00Mujeres encontradas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQKqu7heCaZ5FZTDDxb_i8eXSX-u5AscIBzYiW2v70xfF0MLCqOSsFudUjug_F_uvKvrpu4XTYzrV7iWjlRL_ILoAKVUnHBrBNOz49BCERBx1r7NtVtQZNtMM4VPLaTw2R_6Tiq8SxwBOs/s1600-h/mujeresencontradas.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5223692586034546338" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQKqu7heCaZ5FZTDDxb_i8eXSX-u5AscIBzYiW2v70xfF0MLCqOSsFudUjug_F_uvKvrpu4XTYzrV7iWjlRL_ILoAKVUnHBrBNOz49BCERBx1r7NtVtQZNtMM4VPLaTw2R_6Tiq8SxwBOs/s320/mujeresencontradas.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">El alambre es la metáfora industrial del junco. Maleable y flexible, condiciones indispensables para no quebrarse ante el huracán de la vida. Así, lo que fue horquilla se convierte en mujer gitana; lo que muelle, nadadora. Sólo hay que andar por las calles como si se estuviese en las nubes, inocente y dispuesto a ser abrasado por el fogonazo de la imaginación, para que cosas así sucedan.</div><br /><div align="justify"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Beltrán">Fernando Beltrán (Lloviedo, 1956)</a>, desde siempre, ha caminado de esa manera por las ciudades que ha habitado. "Mis hijas me dicen que estoy en las nubes, pero las nubes llueven sobre las aceras y mi primer juguete fue un charco". Un día dijo algo así de bonito y posiblemente ese mismo día también se llevó a casa un trozo de basura que él había reencarnado en una mujer y en una historia. 800 veces lo hizo. Es todo un experto.</div><br /><div align="justify">Mujeres implacables, psicólogas, sexuales, odiosas, virtuales, ancianas, maltratadas, han compartido lecho literario con él. A todas les puso nombre y biografía partiendo de ese trozo de basura, de ese alambre que ya no volverá a ser un simple alambre, sino la mujer a la que ahora representa. ¡Qué suerte tener las palabras para que el hombre se sienta un poco Dios e insufle vida a una costilla aunque ésta sea de metal, esté oxidada y a punto de quebrarse!</div><br /><div align="justify">Sin embargo, no es cosa sencilla eso de dar nombre y existencia a lo que está muerto. Hay que arriesgarse y resignarse a crear monstruos, porque estos nacen, tal que los ángeles, del mismo líquido seminal recogido en nuestro subconsciente. Allí conviven aparentemente en paz hasta que llega uno y escoge al azar, como los melones, sin saber qué tendrán en su interior, si será dulce o amargo, crudo o demasiado maduro, jugoso o seco. A todos ellos, a ángeles y monstruos, hay que quererlos como imagino que se quiere a un hijo que te odia por ser su padre.</div><br /><div align="justify">Quizás eso sea lo más cercano a la generosidad natural, a la que surge del conocimiento y aceptación de uno mismo y del desapego por la materia real porque se habita en otro lugar donde lo que pasa, pasa naturalemente porque sí. Fernando Beltrán es generoso por ambas cosas. Por llorar cuando habla de una biblioteca en su tierra, en Asturias, creada a partir de 1.600 libros de los que se desprendió sin trauma. Por encontrarse con mujeres de todo pelaje y no rechazar ni menospreciar a ninguna. Por dar nombre a objetos muertos y hacer que, lo que no existía, resucite y tenga otra oportunidad.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-24528980150670622332008-07-15T20:37:00.008+02:002008-07-16T12:04:39.398+02:00Buñuel en el laberinto de las tortugas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDlf1rUkLK2ArsY9TrEtvT5Nxet0cD-fNtt37guVdJ5pq1AIqzYCtVGAi4y-SFoHHrSJ8lxnyoVSTNaCD8Z-8vhaVXuoFBGZcyTbfRNqTtGtzGWdZ7d_lPO_9kTWM4Z9U1gEeKCNbCtYkF/s1600-h/solísportada.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5223330025156711634" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDlf1rUkLK2ArsY9TrEtvT5Nxet0cD-fNtt37guVdJ5pq1AIqzYCtVGAi4y-SFoHHrSJ8lxnyoVSTNaCD8Z-8vhaVXuoFBGZcyTbfRNqTtGtzGWdZ7d_lPO_9kTWM4Z9U1gEeKCNbCtYkF/s320/sol%C3%ADsportada.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Arte, política, dinero. Tres razones poderosas para que un hombre como <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Buñuel">Luis Buñuel (Calanda, 1900 - México, 1983)</a> encaminara sus pasos hacia Las Hurdes extremeñas desde un París que recelaba o simplemente ignoraba su obra. Volvía a una España sentada en dinamita que ya larvaba su guerra fratricida de una Francia en la que, según el cineasta aragonés, había sido concebido, en un hotel cercano a Richelieu Drouot llamado Ronceray. Allí, en el país galo, entre Gauloises fumados en tabernas todavía provincianas, el calandino había continuado su labor de poner patas arriba el universo moral del que él mismo procedía: la ética y las costumbres burguesas. No lo había conseguido.</div><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Buñuel, por tanto, estaba perdido y confundido. Creía en el surrealismo como instrumento de agitación social y política, pero la realidad le había dado la espalda. Así pues, necesitaba un nuevo motivo de inspiración, un nuevo desafío. Los estudios que sobre Las Hurdes había desarrollado el por entonces director del Instituto Francés de Madrid, Maurice Legendre, habían llegado a sus manos y la imaginación y el ímpetu del aragonés hizo el resto. Sólo faltaba el dinero con el que financiar un proyecto documental cuyo fin último iba a ser la provocación a través de la denuncia más cruda de la miseria más indignante.</div><br /><div align="justify">Es en ese momento cuando el azar, pariente próximo del surrealismo, entra en escena en la figura de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_Acín_Aquilué">Ramón Acín (Huesca, 1888 - 1936)</a>. Dibujante, pintor y escultor, pero también anarquista, el oscense le había prometido al turolense que si le tocaba la lotería financiaría su proyecto. En 1931, un premio importante cae en Huesca y entre los afortunados, milagrosamente, Ramón Acín, quien, lejos de dejarse llevar por la tentación del dinero fácil, cumple su promesa. Lástima que de este artista precursor de la vanguardia española se sepa más bien poco o se sepa lo anecdótico, que se mezcla además con la alegría y la tragedia. Su final fue como el de muchos que lucharon contra el fascismo, aunque el tinte es mucho más oscuro cuando se conocen las circunstancias. Reclamado por un grupo de extrema derecha mediante el chantaje de fusilar a su mujer si no se entregaba, Acín se entrega. No tardan en fusilarle, pero junto a su mujer.</div><br /><div align="justify">Ramón Acín partió con Luis Buñuel hacia Las Hurdes, acompañados ambos por dos técnicos franceses: Eli Lotar y Pierre Unik. Pero, ¿hacia dónde se dirigían realmente?</div><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwgA0UAQymE8R78Pfy-oX6j5t7znAq3Id9Q7rMl8HI7xFaxomcaQsKhuQZA39M2haJSnctN4St5GC0kG67r06gaDc85cEnCYGuHFFcFZGnuEKNWKNzlEWfGnXKE580Mrc5gQXBCFhGO4cW/s1600-h/hurdes.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5223330529743015042" style="WIDTH: 390px; CURSOR: hand; HEIGHT: 246px" height="266" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwgA0UAQymE8R78Pfy-oX6j5t7znAq3Id9Q7rMl8HI7xFaxomcaQsKhuQZA39M2haJSnctN4St5GC0kG67r06gaDc85cEnCYGuHFFcFZGnuEKNWKNzlEWfGnXKE580Mrc5gQXBCFhGO4cW/s320/hurdes.jpg" width="418" border="0" /></a><br /><br /><br /><div align="justify">Volvamos a Mauricio Legendre y remontémonos a 1910. Este profesor universitario francés decidió construir su tesis en torno al estudio antropológico de una comarca cuyo nivel de pobreza, primitivismo y abandono se había convertido en casi leyenda. En sus estudios de campo, fue acompañado alguna vez por Miguel de Unamuno o el Dr. Marañón. Llegados a principios de la década de los años 20, con el desastre de Annual como epicentro de la actualidad política española y las concesiones de licencias a jóvenes de familias pudientes para evitar la guerra avergonzando a muchos, el rey Alfonso XIII decide acercarse hasta Las Hurdes en lo que parece un lavado de imagen o, en términos actuales, un claro preludio de <em>marketing </em>político. Las nuevas tecnologías se ocuparían de dar relevancia a este inédito viaje a caballo, ya que se incluye entre los macutos de la expedición una cámara de cine y una cámara fotográfica. Buñuel, por tanto, no fue el primer cineasta en retratar a los hurdanos.</div><br /><div align="justify">El Borbón prometió muchas cosas que no se cumplieron, así que no es de extrañar que, cuando llega el director aragonés diez años después a esta comarca, sus habitantes siguieran padeciendo bocio y paludismo, enterraran a sus muertos a kilómetros de distancia o recorrieran la distancia que les separaba de Salamanca para pedir limosna o buscar provisiones (en este caso, los mendigos que volvían al pueblo prestaban dinero a sus paisanos con intereses). Las Hurdes era una tierra sin pan, desde luego, y cuando lo había gracias al profesor del pueblo, éste obligaba a los niños a comérselo en clase para que no se lo quitaran sus propios padres. Endogamia y poligamia eran términos desconocidos en Las Hurdes, por lo que no había ninguna condena moral en sus habitantes para que algunos no cayeran en ambas. Si la tierra de Las Hurdes no daba para mucho, menos daban las fuerzas de sus paisanos. Sin embargo, aquellos hombres y mujeres se negaban a emigrar y allí permanecían, apegados a su laberinto de tumbas, sin que el tiempo pasase por ellos.<br /><br /></div><div align="justify">Seguro que estas historias deslumbraron a un provocador nato como era Luis Buñuel. Seguro que también le emocionaron y le hicieron saltar ante tanta injusticia. Pero la simple realidad no era suficiente para Luis Buñuel. Era un surrealista superado en esta ocasión por el mundo de los sentidos y, ante todo, un artista dispuesto a epatar. Por ello, imágenes que vemos en el documental nos hacen dudar de su calidad de tal y nos hacen pensar si no estaremos más bien ante una película de ficción.</div><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDZYgoND3THl2KItnrEP4fvLLDk4KV_lkkHppe0WCoLrGuO7ZPkgygy24vEuA0VPZwXAeDfLwooyGygyaCATJRIqtEW7HJF7nX0CMVS8fU1GHj18fuzZjM3CADmfVt_LfPE3BLmu93RYsZ/s1600-h/solis.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5223330202363945970" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDZYgoND3THl2KItnrEP4fvLLDk4KV_lkkHppe0WCoLrGuO7ZPkgygy24vEuA0VPZwXAeDfLwooyGygyaCATJRIqtEW7HJF7nX0CMVS8fU1GHj18fuzZjM3CADmfVt_LfPE3BLmu93RYsZ/s320/solis.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><div align="justify">En un momento de "Las Hurdes. Tierra sin pan", aparece una cabra que se precipita por un despeñadero, única razón por la que los hurdanos podían comérsela. En otro momento, un burro termina muriendo bajo los picotazos de las abejas de la colmena que había caído sobre él. En otro, una niña se retuerce de dolor aquejada de un insoportable dolor de muelas. Pues bien: la cabra había sido tiroteada antes de lanzarla al vacío por Buñuel, conocida es su afición a las armas de fuego desde que se hiciera con una pequeña Browning en su infancia; el burro había sido untado de miel por el equipo de rodaje antes de azuzar a los insectos; la dentadura filmada no era la de la niña, sino la de una anciana del lugar.<br /><br /></div><div align="justify">Esos motivos presentan a Luis Buñuel en una óptica bien reconocida desde siempre. Su carácter contradictorio. El mismo que le convertía en un burgués revolucionario, en un ateo que cree en el poder supremo de los sueños, en un hombre que pasa de la bondad a la crueldad en décimas de segundo. En definitiva, en un personaje que nos es simpático y odioso al mismo tiempo.<br /><br /></div><div align="justify">Quizás la miseria nunca le había impresionado, tal y como reconoce en sus memorias cuando rememora sus paseos por los caminos del Bajo Aragón por donde andaban sus míseros paisanos. Quizá el humor negro, rudo y recio que siempre transmitió no fuese otra cosa que una coraza. Quizás esas manipulaciones tenían un fin bondadoso, transmitir con mayor fuerza aún la denuncia de una situación indescriptible. Pero quizás, sin darle más vueltas y sin tratar de buscar excusas pueriles, estamos simplemente ante las contradicciones propias de un artista mayúsculo, las mismas que sufrieron Lope de Vega, Quevedo, Valle Inclán y tantos otros.<br /><br /></div><div align="justify">Lo cierto es que el efecto de "Las Hurdes. Tierra sin pan" fue demoledor. Para el doctor Marañón, presidente a la sazón del Patronato de Las Hurdes, un film insultante para España. Por lo tanto, censurado durante años. Para la población de Las Hurdes, durante décadas, una gran mancha en su historia que se ha ido diluyendo cuando han pasado varias generaciones y se han dado cuenta que Buñuel, para bien o para mal, inmortalizó su tierra para siempre gracias al cine.<br /><br /></div><div align="justify">Se cumplen 75 años ahora de su estreno y se edita la historieta "Buñuel en el laberinto de las tortugas". La firma <a href="http://www.ferminsolis.com/">Fermín Solís (Madroñera, 1972)</a> y puede definirse como oportuna, justa con sus protagonistas, deliciosamente narrada y dibujada con un simbolismo sutil y sabio. Un paso adelante de un autor al que no le asustan los retos.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-69545442733152084592008-06-02T13:32:00.007+02:002008-06-02T17:02:56.981+02:00La hora de Quevedo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiBLxHVq7eDb4GCL0SsbUJSUFZNdeEXvT2gGu1Ys7c1mJP0QN9KmY1fZDl1M8fIdXfWZUQoKGssjwlj08JUqXIojeWyQZLGe1v-kOWP44zFug1BSVekWKNRz8Bb-5SAUhxfe8Oku59pMIW/s1600-h/Quevedo.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5207294414858244322" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiBLxHVq7eDb4GCL0SsbUJSUFZNdeEXvT2gGu1Ys7c1mJP0QN9KmY1fZDl1M8fIdXfWZUQoKGssjwlj08JUqXIojeWyQZLGe1v-kOWP44zFug1BSVekWKNRz8Bb-5SAUhxfe8Oku59pMIW/s320/Quevedo.gif" border="0" /><br /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"> </div><div align="justify">"Soy un es y un será y un fui cansado". Ese resumen vital lo escribió Francisco Gómez de Quevedo y Villegas quizás agotado de estocadas literarias, cortesanas y personales. Si el poeta hubiese tenido tres cuerpos para sufrir cada una de esas heridas, es posible que hubiese muerto de otra manera. Pero sólo tuvo uno, contrahecho, cojo, pequeñajo y por cuyo interior fluía una sangre salvaje, febril, dispuesta a correr a borbotones tanto por sus venas como por las calles del viejo Madrid.</div><br /><div align="justify">El periodista <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Magro">Baltasar Magro</a> (Toledo, 1949) imagina a un Quevedo agónico, errabundo, lamiéndose obsesivamente las cicatrices que dibujaron su historia. "La hora de Quevedo" es una larga confesión en formato epistolar cuyo destinatario, el sobrino del poeta Pedro Alderete, recibe los últimos lamentos de un hombre al que sólo la muerte puede derrotar. Pero se trata de una derrota cruel, lenta, en la que la imposibilidad de enmendar errores y actitudes corroe las entrañas del literato, ávido además del cariño sereno de una mujer, de ese amor que los románticos salvajes desprecian en su deseo de fuego que sólo consume y no calienta.</div><br /><div align="justify">Si creemos en el poder del destino, la infancia del autor de "El Buscón" fue la que marcó a hierro candente su futuro contumaz, rebelde y voluble. Rodeado de mujeres que trabajaban en la corte de Felipe II, los oídos de Quevedo se acostumbraron a la maledicencia y al cotilleo sobre los asuntos del Rey desde la más tierna edad. Esa esfera de poder que prometía lucha y traiciones, pero también prestigio y dinero, se le antoja al joven poeta como inalcanzable, sumido quizás en la desesperación de reconocerse como una tara genética a la que todos repelen. </div><br /><div align="justify">Sin embargo, a Quevedo vino a salvarle la espada antes que la pluma. Las clases de esgrima a las que se somete le convierten en un espadachín peligroso frente a cualquier rival mucho mejor preparado físicamente que él. ¿Pudo nacer en aquellos momentos de sudor y estocadas el perfil belicoso del gran poeta? No sería de extrañar si consideramos, además, la atmósfera violenta que se vivía en aquel tiempo en los que los Tercios de Flandes contaban las hazañas y las miserias por decenas en honor de España y del catolicismo. Por otro lado, si un tullido como él comprueba que sus defectos no le impiden defenderse ante la vida salvaje que le espera, el espíritu del mismo suponemos que debe inflamarse en esperanzas, anhelos e ínfulas si es dado a fantasear.</div><br /><div align="justify">Despúes de descubrir la fuerza de su espada, vendrá la pluma. Casi de casualidad y de mano de los jesuitas, a los que Quevedo, según Magro, reconoce todo lo que de virtud y sabiduría hay en él. En esos días de latines y oratorias, Quevedo encuentra a sus primeros maestros de las letras y de la vida. Los grandes clásicos y los escritores más populares animan al joven a intentar sus primeros versos, lo que deja advertir dos de sus mayores genialidades: la unión en sus composiciones de lo refinado y lo crudo, de la ironía y del ataque frontal. Al placer estético de reconocer un don, que tuvo que calar hondo en su espíritu, se le sumó el de encontrar en él un camino hacia los salones en los que el protagonista quería medrar. Quevedo supo bien pronto que la cultura y la poesía serían lo que los grandes personajes que le rechazaban envidiarían y necesitarían de él en un momento u otro. Él podía hacer que un gañán pasase por un príncipe, que un fracaso fuese una victoria heroica. Sólo tenía que dejar volar su ingenio y escribir lo que no fue para que él fuese lo que quería ser.</div><br /><div align="justify">Sin embargo, no fue fácil ni exitosa la empresa salvo contadas excepciones. Los validos de Felipe III y Felipe IV, el Duque de Lerma y el Conde Duque de Olivares, usaron a Quevedo sin mucha consideración. Lo maltrataron, lo persiguieron, lo acogieron en su seno o lo ignoraron según vinieran dadas. Así, el que quiso ser titiritero se convirtió en títere que sólo tenía vida propia cuando, en las tabernuchas y cenáculos populares, hacía correr sus versos deslenguados, sus crónicas hirientes, sus fantásticas metáforas en las que cargaba mala uva, mala fe y mala sangre para decir su verdad sobre lo que acontecía. </div><br /><div align="justify">El mayor éxito político de Quevedo fue una amistad. La que mantuvo con el III Duque de Osuna, calavera y ambicioso como él y, posiblemente, nos dice Magro, mucho más belicoso e institivo que el poeta. Con él, Quevedo saborea las mieles del poder tras embarcarse ambos hacia Nápoles con la orden secreta de recuperar el dominio español sobre el Mediterráneo con los medios que fuesen necesarios. Sin embargo, aunque el objetivo se cumple y los dos amigos esperan los parabienes de la corte madrileña, aquellos que dominaban la voluntad del Rey transformaron el éxito en traición y durante mucho tiempo se dijo que Quevedo y el Duque de Osuna plantearon dar un golpe de Estado en Venecia para extender su brazo de hierro por toda Italia.</div><br /><div align="justify">Mal parado salió de esas el Duque y bien aprovechó su inteligencia práctica el poeta. El primero, preso. El segundo, mediante una sutil y paciente maniobra, herramienta del nuevo líder en la corte, el Conde Duque de Olivares. ¿Abandonó entonces Quevedo a su hermano de fatigas y calaveradas? Baltasar Magro, médium del genio literario, escribe e imagina que sí y que en sus últimos días bien se arrepentió de ello como bien se arrepintió, dice el periodista, de vivir una vida que pudo haber sido de otra manera.</div><br /><div align="justify">Afortunadamente, nadie puede volver al pasado a cambiar sus decisiones y sus actos. Nos hubiésemos perdido, sin duda, un personaje en el que parecen estar concentradas todas las virtudes y todos los defectos de esos siglos cruciales para España en los que comenzó su declive. Fue el mejor comunicador para el pueblo iletrado que gozaba con sus sátiras, pero también un poeta delicado y profundo que removía mentes privilegiadas como la de Cervantes o la de Lope de Vega. Fue traicionado y traicionó. Fue vilipendiado y vilipendió, bien lo supo Góngora. Fue envidiado y envidió. Acarició la grandeza y se revolcó en la miseria. Vivió plenamente, como sólo saben hacerlo los grandes hombres, generalmente contradictorios, pasionales, brillantes y conscientes de lo absurdo de las cosas cotidianas y también de las más elevadas.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-70047429865303457412008-04-29T18:57:00.003+02:002008-04-29T19:04:36.228+02:00Baylón<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxUIWfa5i8PTo3zwXrcFaFSOinmiJrXE1H6I3-0EuledUv0QOe-wH7Db7lsx2hWIMS856Sq-A77X7XJYJbMiHnL4R0OGd3WDC0SyotvoEhhl-g4M_5IP9GTZBiREzKVhziCacjeREX4tTz/s1600-h/baylon.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5194713010683457458" style="WIDTH: 194px; CURSOR: hand; HEIGHT: 259px" height="266" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxUIWfa5i8PTo3zwXrcFaFSOinmiJrXE1H6I3-0EuledUv0QOe-wH7Db7lsx2hWIMS856Sq-A77X7XJYJbMiHnL4R0OGd3WDC0SyotvoEhhl-g4M_5IP9GTZBiREzKVhziCacjeREX4tTz/s320/baylon.jpg" width="200" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Cuando la fotografía se parece más a la literatura que a la pintura podemos decir que estamos ante un gran artista. La narración fotográfica no es fácil de conseguir. Sugerir historias desde fogonazos fugaces de un flash necesita de una actitud vital, de un interés por comunicar algo, por entender el mundo, y no simplemente del conocimiento práctico de traspasar la realidad a la película fotográfica.<br /><br /><a href="http://www.luisbaylon.com/">Luis Baylón</a> (Madrid, 1958) nos cuenta 70 historias en 70 fotografías tomadas entre finales de los 80 y primeros años del 2.000. Su olfato callejero, comparable al de su “maestro” Alberto García Alix, descubre la contradicción, la macabra ironía y la despiadada esperanza que habitan en la fauna de las aceras. Prostitutas, mendigos, lisiados, perros, gatos, loteros, jubilados, carteristas, horteras y chulos. Todos se ven descubiertos por la Rolleiflex alemana de dos objetivos de Baylón sin que ellos mismos lo sepan, confiados en el supuesto anonimato que nos conceden las metrópolis.<br /><br />Esa manera de hacer fotos sobre la marcha, sin avisar, a traición, es uno de los puntos fuertes de este fotógrafo de lo casual. Pero lo casual es muy difícil de capturar. No es lo primero que entra por el objetivo. Es lo que nos da la idea de la casualidad: una yonqui derrengada delante de un cartel donde se lee que Dios reparte suerte, una vieja mendiga junto a una revista en la que también se lee un artículo titulado “Para mujeres que esperan más de la vida”, un par de monjitas ante el escaparate de una lencería… La ironía del destino hecha imagen.<br /><br />Así, las historias de Baylón podrían dividirse en diferentes loes: Lo marginal. Lo kistch. Lo cutre. Lo hortera. Lo inquietante. Lo popular. Al más puro estilo de la novela negra o de la novela sucia realista. Porque, si se sueña con poder escribir con una cámara fotográfica, Baylón lo demuestra. Imágenes explícitas, sí, pero con una capacidad ilimitada para hacernos fabular sobre lo que hay realmente detrás de ellas.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-12564331879415518332008-04-28T20:39:00.003+02:002008-04-28T20:52:09.045+02:00El mundo amarillo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjikvZFW_zZdVEppXUenYA00cTdzSvLXBFZqc0ADtgIYhZycWUFOBJbxxzkN59cN45-W5QJrU_sypQ7ySfuW1w7P9ktQVaSSiMgrzyQWmMey-PGHnRaw3Pn0dU7jTaj9OHIFGVZDZGvZDJX/s1600-h/mundoamarillo.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5194370555761078178" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjikvZFW_zZdVEppXUenYA00cTdzSvLXBFZqc0ADtgIYhZycWUFOBJbxxzkN59cN45-W5QJrU_sypQ7ySfuW1w7P9ktQVaSSiMgrzyQWmMey-PGHnRaw3Pn0dU7jTaj9OHIFGVZDZGvZDJX/s320/mundoamarillo.jpg" border="0" /><br /></a><br /><div align="justify">Si crees en los sueños, ellos se crearán. Así subtitula <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Espinosa">Albert Espinosa</a> (Barcelona, 1973) este canto a la vida que es su libro "El mundo amarillo". Entre los 14 y los 24 años, Albert superó tres cánceres, perdió una pierna, un pulmón y parte de un hígado y ganó una forma de entender la vida. Las palabras que escuchó de celadores, médicos, compañeros de habitación y madres de enfermos de cáncer quedaron tan grabadas en su memoria que ahora utiliza alguna de sus citas para comenzar cada capítulo de esta obra mucho más allá del simple libro de autoayuda, donde no encaja. Si Albert Espinosa no es feliz, está cerca, muy cerca de serlo, y nada mejor que utilizar esas citas para cerrar este breve comentario que bien podría sobrar visto lo visto y leído lo leído. Aún así me arriesgo y me extiendo un poco más para escribir sólo una palabra: pomelo. Palabra capaz de resucitar a los muertos.</div><br /><div align="justify">"Las pérdidas son positivas".<br />"No existe la palabra dolor".<br />“Las energías que aparecen a los treinta minutos son las que solucionan el problema”.<br />“Haz cinco buenas preguntas al día”.<br />“Muéstrame cómo andas y te mostraré cómo te ríes”.<br />“Cuando estás enfermo llevan un control de tu vida, un historial médico. Cuando estás viviendo, deberías tener otro. Un historial vital”.<br />“Hay siete consejos para ser feliz”.<br />“Lo que más ocultas es lo que muestra más de ti”.<br />“Junta los labios y sopla”.<br />“No tengas miedo de ser la persona en la que te has convertido”.<br />“Encuentra lo que te gusta mirar y míralo”.<br />“Comienza a contar a partir de 6”.<br />“La búsqueda del sur y del norte”.<br />“Escúchate enfadado”.<br />“Hazte pajas positivas”.<br />“Lo difícil no es aceptar cómo es uno, sino cómo es el resto de la gente”.<br />“El poder de los contrastes”.<br />“Hiberna 20 minutos”.<br />“Busca a tus compañeros de habitación de hospital fuera de él”.<br />“¿Quieres tomarte un REM conmigo?”.<br />“El poder de la primera vez”.<br />“Truco para no enfadarse jamás”.<br />“Gran truco para saber si quieres a alguien”.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-47302753422120769362008-04-27T22:06:00.010+02:002008-04-28T00:19:17.323+02:00El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVVScR9y4vKKpJZNu4wiixbLUuv-rxVacW7N6HQovyV9I5FVwUh9XvCKJ9rvkP0_w0YQ41cyn-YqNllZ4eCf8JP3eviUuArbzlQkDqkh3_oKWQ9pMDQBDW7_SukzlV9pvVpP_Gur56okw4/s1600-h/manipulador.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5194048678027014002" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVVScR9y4vKKpJZNu4wiixbLUuv-rxVacW7N6HQovyV9I5FVwUh9XvCKJ9rvkP0_w0YQ41cyn-YqNllZ4eCf8JP3eviUuArbzlQkDqkh3_oKWQ9pMDQBDW7_SukzlV9pvVpP_Gur56okw4/s320/manipulador.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Chocolate con picatostes aderezados con sentencias de muerte. Francisco Franco Bahamonde firmaba penas capitales mientras corría por sus labios el sabor dulzón del cacao. 130.000 personas fueron ejecutadas por el dictador español, ese hombre de aspecto gris que tras su rostro ocultaba el perfil psicológico de un psicópata. Qué otra cosa si no es un dictador, llámese Stalin, Hitler, Mussolini, Sadam Hussein o Fidel Castro. </div><br /><div align="justify">Sin embargo, el Caudillo goza de la benevolencia de la Historia. Pinochet asesinó a 3.000 personas. Muchísimas, desde luego, pero bastante menos que las que asesinó Franco. Repito la cifra: aproximadamente 130.000 que se sepa, pues son cientos y cientos los documentos desaparecidos "misteriosamente" hasta el año de 1985 que podrían elevar la cifra. </div><br /><div align="justify">Pero esa desaparición no es otra cosa que un lavado de cara más del dictador, que durante los 39 años de su poder omnímodo en España se cuidaría de lucir la careta más oportuna para la justificación de sus propios actos.</div><br /><div align="justify"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Preston">Paul Preston</a> (Liverpool, 1946) trata de quitarle al Caudillo cada una de esas caretas en su nuevo estudio histórico: "El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco". Desde la del héroe romántico de la Legión en sus días en África hasta la del economista superdotado que supo inyectar al país la regeneración y el crecimiento que España experimentó durante la década de los 60.</div><br /><div align="justify">Quizás la única época en la que Franco no puso en práctica su casi genética prudencia fue en África, pues allí batalló con un ahínco inusitado que sorprendía a sus propios compañeros, siendo por ese motivo herido de guerra y comenzando de ese modo su ascenso en el Ejército español. Realmente, Franco necesitaba hacerse valer en la contienda si su ambición ya era tan grande como la que demostró posteriormente. Pero a partir de ahí, el dictador se convirtió en un felino sigiloso, matemático y frío. También camaleónico, dispuesto a arrimarse al poder siempre y cuando ese poder respetase sus logros y sus expectativas.</div><br /><div align="justify">De ese modo, la II República comenzó con mal pie para Franco. Cerrada "su" Academia Militar de Zaragoza y metido Azaña en la peliaguda tarea de revisar los ascensos y cargos militares del Ejército, el futuro Caudillo miraba con recelo ese nuevo sistema que parecía tratar al poder militar como lo que es: un servicio a la ciudadanía y a la Patria. Pero ese recelo pudo convertirse en esperanza para él cuando, durante la revolución minera de Asturias de 1934, el Ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, cedió tácitamente el control de la dura represión asturiana al mismo Franco, por el que sentía auténtica admiración. Así, el entonces joven general pudo acariciar por primera vez lo que era tener el poder en su mano pues, en definitiva, tanto el Ministerio de la Guerra como el de Gobernación estuvieron bajo su guante de hierro por aquellos días.</div><br /><div align="justify">Aquella actuación de Franco en Asturias hizo que en mayo de 1935 Gil Robles, nuevo Ministro de la Guerra de la República, ordenase regresar a Franco de Marruecos y lo nombrase Jefe del Estado Mayor, cargo desde el cual el Caudillo trató de corregir puntualmente las reformas emprendidas por Azaña.</div><br /><div align="justify">Pero este idilio con la II República terminó para Franco con la victoria del Frente Popular el 16 de Febrero, victoria que desató el pánico en los círculos derechistas. De hecho, Franco hizo todo lo posible junto a Gil Robles para que no se divulgara el resultado de las urnas y se declarase el estado de guerra en el país, estado al que no se llegó por la lealtad demostrada a la II República por el entonces director general de la Guardia Civil, el general Pozas.</div><br /><div align="justify">Franco, ante sus tentativas frustradas, comenzó a arrancarse desde ese momento la careta de militar que había jurado lealtad al nuevo sistema y comenzó a dejar asomar otro rostro, el del Salvador de la Patria ante el peligro comunista que ya pugnaba por salir desde hace tiempo aunque, volviendo a la cautela que siempre demostró, hubiese sujetado mal que bien.</div><br /><div align="justify">El asesinato de Calvo Sotelo precipitó los acontecimientos y comenzó la Guerra Civil. Con ella, otro mito se levanta en torno a Franco. El gran estratega militar. Aunque ni Hitler ni Mussolini pensaran lo mismo. No fue una victoria rápida, desde luego, pero sí la victoria que quiso el golpista. Una victoria en la que el objetivo primordial fue eliminar sistemáticamente cualquier residuo enemigo en el territorio conquistado, lo que ralentizó sobremanera el avance nacional.</div><br /><div align="justify">Terminada la Guerra Civil, comienza la II Guerra Mundial y vuelve a crearse en torno al nuevo dictador una nueva aureola de santidad. Franco evitó, con clarividencia divina, la entrada de España en el conflicto. La reunión de Hendaya en 1944 entre Hitler y Franco es, quizás, la mayor leyenda creada en torno al segundo. Desde el supuesto retraso premeditado para inquietar al dictador alemán hasta la posición inflexible del Caudillo, la historiografía franquista se ocupó primorosamente de hacer creer al mundo que Franco detuvo los tanques germanos en la misma línea de los Pirineos. Nada más lejos de la realidad.</div><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgncsqWrwWyafKgrqKQEGlcuIHaZKHn0ZDA9vRJECYV8XinwL_P7CY-j00ifnEyELRC3qzt993X1uudnY5-GSMZUyFhDndDEveHivOk3ij-gimPkEjwwnaIOltDeiNtmgH8HkRU5f-fUJKT/s1600-h/franco_hitler.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5194050018056810386" style="WIDTH: 227px; CURSOR: hand; HEIGHT: 259px" height="280" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgncsqWrwWyafKgrqKQEGlcuIHaZKHn0ZDA9vRJECYV8XinwL_P7CY-j00ifnEyELRC3qzt993X1uudnY5-GSMZUyFhDndDEveHivOk3ij-gimPkEjwwnaIOltDeiNtmgH8HkRU5f-fUJKT/s320/franco_hitler.jpg" width="246" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">En primer lugar, Franco estaba deseoso de entrar en la II Guerra Mundial junto a Alemania e Italia. Creía que de ese modo, los alemanes, a los que auguraba una victoria relámpago, le concederían el dominio del norte de África. Pero pronto el Führer se daría cuenta de lo poco oportuno que sería tener como aliado a un país hundido y destrozado tras su propio conflicto y la indisposición que crearía esta alianza con Petain y los franceses aliados al nazismo. Franco, exultante en las fotografías por estar junto al hombre del momento, ya había mostrado su gran simpatía por el fascismo europeo cuando leía, como si fuese la Biblia, los boletines de la Entente Internacional contra la Tercera Internacional que terminó tejiendo lazos de hierro con la Antikomitern del doctor Goebbels. Pero, tras la derrota del fascismo en 1945, nada quedó de eso y el régimen español comenzó su carrera en solitario en el panorama internacional ayudado, en su esfuerzo por alcanzar la legitimidad de la que carecía, por discursos como el de Churchill en la Cámara de los Comunes en 1944.</div><br /><div align="justify">En Hendaya, lo cierto es que Franco llegó tarde por el lamentable estado de las vías de los ferrocarriles españoles, desvencijados y, en el caso del que trasladaba al Caudillo, comidos por las goteras. Franco, además, se sintió profundamente molesto por llegar tarde a la cita con Hitler y, en la despedida, a punto estuvo el dictador español de caer de cabeza a los andenes de la estación en vuelo absurdo al más puro estilo Buster Keaton.</div><br /><div align="justify">Tan desvencijada y destrozada estaba España, que los años de la posguerra han sido los más duros que la población ha soportado en el siglo XX. Franco, iluminado economista, decidió apostar por la autarquía como método y tanto creyó en su proyecto que la propaganda que le rodeaba bien pronto hizo correr el bulo de que hasta los norteamericanos envidiaban el sistema que multiplicó el estraperlo, el hambre y las cartillas de racionamiento. Mucho tiempo tardaron los especialistas en hacerle ver que aquello no conducía a ningún sitio y, sólo cuando la situación parecía insostenible, Franco soltó las riendas en favor de los tecnócratas y se abandonó a sus pasiones favoritas: la caza, la siesta, la merienda, las posibilidades de su sucesión y las sentencias de muerte. </div><br /><div align="justify">El Caudillo ya lo dejó claro en la entrevista con Jay Allen antes de terminar la Guerra Civil. Al comentario del incrédulo periodista sobre la posibilidad deslizada en la conversación de que Franco fusilara a la mitad de los españoles para terminar el enfrentamiento, éste no dudó en afirmar: "He dicho al precio que sea". Ese precio parece que nos ha salido gratis a los españoles por la bula que rodea al dictador alimentada, además, por benevolentes, por decir algo, historiadores y aficionados al relativismo. Hoy en día parece tener más caché describir los graves errores de la II República, que lo fueron, y alabar la desmemoria como manera de mirar al futuro. De ese modo se justifica sibilinamente el alzamiento militar como una consecuencia inevitable dirigida por un hombre que sólo pensaba en el bien de España. Nos quieren hacer ver que los 39 años de oscuridad fueron un mal menor y no tan malo. Estudios como el de Paul Preston, afortunadamente, vuelven a poner las cosas en su sitio y demuestran que el Caudillo por la Gracia de Dios, como decía la leyenda de la peseta, era un ser ambicioso, cruel, tiránico y celoso de su propia imagen, lo que hizo que desplegara a su alrededor una densa capa de propaganda y mentira que a día de hoy todavía no ha sido arrastrada definitivamente por la Historia de la memoria interesada de muchos.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-26254389057392112582008-04-14T14:37:00.006+02:002008-04-14T19:47:24.087+02:00Dinero. Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRZ2G0c2fpdUiVvQPFZqPBu1M53JH_m1VeR5aZcuzl3nDtme89Z3s_4ImafdDEYiUq57XcaHqHh35m07r-ibYet1bvybBmkzy6ddVn2H-2DeFaBjEsEiaYn5wVswp7Vaf2kg0n_ejAwooS/s1600-h/dinero.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5189080861356080098" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRZ2G0c2fpdUiVvQPFZqPBu1M53JH_m1VeR5aZcuzl3nDtme89Z3s_4ImafdDEYiUq57XcaHqHh35m07r-ibYet1bvybBmkzy6ddVn2H-2DeFaBjEsEiaYn5wVswp7Vaf2kg0n_ejAwooS/s320/dinero.jpg" border="0" /></a><br /><br /><p align="justify">Ya lo decía el descarnado Quevedo: “Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero”. Lo decía el poeta en un siglo marcado en España por una gran desconfianza política, por un hambre simbolizada en pícaros andrajosos y aparentes hidalgos apostados en las plazas principales de villas y ciudades y por una creatividad literaria excelente que dio en conocerse, paradójicamente, como el Siglo de Oro español. Más allá del tópico, una perogrullada: y eso que todavía no se vivía en un sistema capitalista...<br /><br />No obstante, me atrevo a afirmar que el poder corruptor de monedas y billetes se remonta al mismo momento en el que el hombre hizo el ejercicio de abstracción que le permitió regular sus intercambios comerciales a través de cosas a las que les otorgó un valor artificial. Para entenderlo con otro tópico, el oro para los pueblos precolombinos no era lo mismo que para los conquistadores españoles. Los primeros lo consideraban una excrecencia y utilizaban para sus pagos el cacao. Los segundos lo codiciaban como fuente de riquezas y nivel social. En ambas sociedades había clases determinadas por la mayor o menor posesión de su moneda particular.<br /><br />Saltando de una época a otra, llegamos a nuestros días. Días de libre mercado, grandes multinacionales, infinitas campañas de publicidad, índices de Bolsa, bancos, hipotecas, créditos personales, paro… Días que no pasan sin que escuchemos las palabras democracia, derechos humanos, libertad… Días en los que mueren miles de personas por hambre, guerra, represión, pandemias… Con tantas variables y tanta información, ahora que creemos saberlo todo gracias a Internet, es lógico que la conciencia mundial que ha conformado la globalización apoye sus denuncias y críticas en las numerosas contradicciones que pueden observarse en el mundo contemporáneo. </p><p align="justify"><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcrNEOf92SD2RN1ORmkY5lnNcGZpdktDVAOvC6ZcbsHbzuTCtMPkp6UBNdI0N4D-5F5w7RgolkflGwm0CDgcC6lbTBOlk9uZPeTygj_-X3Gbdqr4H_sxv3zJIoSTjVh4o4Xw6DWTTdbj6v/s1600-h/diosbrieva.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5189081011679935474" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcrNEOf92SD2RN1ORmkY5lnNcGZpdktDVAOvC6ZcbsHbzuTCtMPkp6UBNdI0N4D-5F5w7RgolkflGwm0CDgcC6lbTBOlk9uZPeTygj_-X3Gbdqr4H_sxv3zJIoSTjVh4o4Xw6DWTTdbj6v/s320/diosbrieva.gif" border="0" /></a></p><p align="justify"><br />Miguel Brieva (Sevilla, 1974) apunta en esa dirección con una, curiosamente, lujosa recopilación de todas sus “Revistas de Poética Financiera e Intercambio Espiritual” agrupadas en el explícito título: “Dinero”; y editada por una de las editoriales más fuertes de nuestro país, Random House Mondadori. Si a un ecologista militante le suponemos una actitud vital acorde a lo que expresa (circular en bici, uso de energías renovables, esfuerzo por ahorrar agua, dieta ecológica…) a un hombre con una opinión tan ácida y corrosiva sobre el sistema económico que rige en nuestro mundo también le suponemos ciertas actitudes vitales acordes a su pensamiento. Yo las desconozco, pero intuyo o quiero intuir que será así, que Miguel Brieva vive sin ver la televisión, sin teléfono móvil, que trabaja lo justo para poder vivir, ayuda a los más necesitados, no vota, participa activamente en luchar contra las injusticias y no ha caído nunca en las garras del consumismo.<br /><br />Dicho esto, la mayoría de las reflexiones de Miguel Brieva son acertadas y lúcidas. Muy molestas para tipos de clase media como yo, aborregados, esclavos de la dictadura capitalista, yonkies del encefalograma plano al que nos aboca la televisión y la publicidad. Sus ironías casi esperpénticas resultarían grotescas si no saltasen noticias reales que nos hablan, por ejemplo, de la venta de una foto de un desnudo de una afamada cantante por 91.000 dólares o de los pequeños regalos de un actor de Hollywood a su esposa: un Rolls-Royce de 350.000 dólares, un Ferrari de 230.000, un anillo de diamante rosado de 1.200.000 dólares y un inodoro con incrustaciones de rubíes, zafiros, perlas y diamantes. Pero eso no sirve de excusa cuando las personas normales de este mundo colaboramos a perpetuar ese estado de las cosas a un nivel, desde luego, mucho más modesto. Caprichos y necesidades que nos marcan las campañas publicitarias, la propia envidia o cierto trastorno obsesivo compulsivo por adquirir objetos que, quizás, no necesitemos realmente.<br /><br />El discurso no es nuevo, pero no por ello es menos necesario. Aunque uno no sabe muy bien si, después de la lectura de “Dinero”, echarse al monte, afiliarse al Partido Comunista o deprimirse por lo mezquinos e hipócritas que somos en nuestra vida diaria. Las dos primeras opciones se descartan rápidamente cuando uno ha sobrepasado la “adultescencia”, la última se pasa cuando uno madura y toma menos en serio a su conciencia de lo que quizás debería. Porque, desde luego, el sueño de la igualdad material entre todos los hombres por vía política ha fracasado y, no sólo eso, ha sacado lo peor del ser humano, convirtiendo el prometido paraíso en cárcel abominable. Si de lo que se trata es de la comuna libertaria y anarquista, yo no creo que el hombre sea tan naturalmente bondadoso (ni tan malo como lo pintan otros). Así pues, creo que, si después de esta lectura de la obra de un gran dibujante de viñetas y tebeos consigo modificar algo, aunque sea poca cosa, de mi vida consumista y aborregada, me daré por satisfecho. Aunque, eso sí, espero que Miguel Brieva cumpla con lo que predica, porque en los días que corren, hasta la subversión vende y da dinero.<br /><br />Para cerrar, unas citas del autor realizadas en una entrevista:<br /><em>“Yo siempre me he inclinado, en mi caso, por la autoedición y la distribución alternativa de ese material</em> [su obra], <em>y creo que ese es un camino de los posibles. Pero creo igualmente necesario aprovechar los espacios de más difusión, aunque ello confiera una cierta dosis de contradicción a nuestro mensaje, en tanto que no se pierda la integridad política o estética de lo que hagamos”.<br />“Es preciso, en tanto tratamos de reconstruir otras propuestas políticas, actuar en el plano más primario aunque por el momento más influyente: el consumo”.<br />“La gente sale a la calle en contra de la guerra de Irak, pero no está dispuesta, por ejemplo, a renunciar al coche, al uso permanente de hidrocarburos”.<br />“Yo creo que, respetando y aprendiendo de la verdadera esencia de esas otras cosmovisiones, lo que los occidentales debemos hacer es precisamente redescubrir la verdadera dimensión de la razón, que, aunque parezca algo casi sacrílego e irracional, abarca en sí misma una connotación espiritual”.<br />“Los adelantos científicos son estupendos, siempre que sean motivados por las verdaderas necesidades de los seres humanos, estén al alcance de todos y no interfieran en el equilibrio de nuestro ecosistema”.</em><br /><span style="font-size:85%;">Fuente: </span><a href="http://www.generacionxxi.com/entrevistas/brieva.htm"><span style="font-size:85%;">www.generacionxxi.com/entrevistas/brieva.htm</span></a> </p>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-11370539674494235272008-04-09T22:18:00.006+02:002008-04-10T11:09:51.728+02:00Los mitos de la Historia de España<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiArZP5BzomcdhotBA53X3OWCCb-sz8GUhORmdJ8ri9B-wxIH8VTEPhL71crzFFruVyuA8VcgCq5EHGcsWSwsaG-sSX0urxoQYOeUqa22uRkUZmcpdSIktV6juyhCEaaXMUBN2MoleyVvzf/s1600-h/mitosespa%C3%B1a.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5187343222808692130" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiArZP5BzomcdhotBA53X3OWCCb-sz8GUhORmdJ8ri9B-wxIH8VTEPhL71crzFFruVyuA8VcgCq5EHGcsWSwsaG-sSX0urxoQYOeUqa22uRkUZmcpdSIktV6juyhCEaaXMUBN2MoleyVvzf/s320/mitosespa%C3%B1a.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Historia para diletantes, para glotones literarios, viajeros de metro, jubilados curiosos, universitarios de ciencias, marineros en alta mar... Historia para todos, en definitiva, como la Coca Cola. El historiador - divulgador Fernando García de Cortázar (Bilbao, 1942) tiene siempre presente que como mejor entra la memoria de los hechos es con un poquito de hielo y una rodajita de limón. Fresca, con un ligero sabor ácido, burbujeante.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Para conseguir el punto exacto de su bebida, García de Cortázar aliña el líquido elemento, la Historia, con una poética narrativa que cautiva por la poderosa capacidad metafórica del autor. Autor que se explica y explica muchas de las cosas que han sucedido en la piel de toro a través de sus poetas, siendo frecuentes los poemas intercalados en la narración con muy buen tino. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Otra cosa es el contenido. Los habrá que consideren que el historiador bilbaíno es un nacionalista español recalcitrante o que es demasiado tibio en la defensa de la Historia de España o que trata de guardar demasiado las distancias para que no se le vea demasiado el plumero. Es halagador para García de Cortázar , creo yo, que su obra guarde esa variedad de opiniones en sus lectores.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">"Los mitos de la Historia de España" recorre de ese modo todas aquellas leyendas que hemos dado, incluso los españoles, por buenas verdades. La más difundida, quizás, sea la de ese espíritu único y compartido que tenemos todos los españoles y que nos convertiría en seres cainitas, obcecados y maravillosamente primitivos (como les gustaba describirnos a los viajeros románticos del S. XIX que veían en nuestro país como el lugar al que escapar de sus propios fantasmas personales). No vamos a negar que hemos sido esas tres cosas, pero también hubo muchísimos españoles, que fueron justamente lo contrario y que no han tenido la repercusión pública de la que sí ha disfrutado este primer mito.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Luz de Trento y martillo de herejes, escribía Menéndez Pidal sobre nuestro país. Ser español es ser profundamente católico. Lo católico es el verdadero nudo que une a todos los españoles. Así pensaron muchos. Pero contra ese pensamiento lucharon otros tantos. Los heterodoxos, aquellos de los que tanto habló también el intelectual gallego. Sin olvidar a judíos, árabes, mudéjares y mozárabes que poblaron nuestra tierra con sus costumbres, su cultura y su paisanaje. Tendemos a olvidar que también ellos fueron españoles y, a veces, se tiene la sensación de que algunos los tratan simplemente como invasores circunstanciales, ocupantes ilegítimos de unas tierras que pertenecerían por mandato divino, según su discurso, a los descendientes de Pelayo.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Quizás sea ésa una de las razones por las que España cuenta con una Historia del exilio tan desgraciadamente extensa. Desde Sefarad a los campos de concentración franceses que acogían a los derrotados de la Guerra Civil pasando por los afrancesados que tuvieron que marchar tras la Guerra de la Independencia, a muchos españoles la única patria que les quedó un buen día fue la nostalgia y el lenguaje. Los antiespañoles, en la jerga de los que se quedaron, constituyen una de las principales reflexiones que deberíamos hacer sobre la Historia de España. Fernando García de Cortázar tiene una especial sensibilidad con ellos por la sangría cultural, económica y personal que supusieron todos esos éxodos forzosos. Ya que con ellos se marchaba también la posibilidad de otra España, una tercera vía del ser español que derrumba otro mito marcado a sangre y fuego en el imaginario colectivo: el de las dos Españas, alguna de las cuales habría de helarnos el corazón.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Dos Españas que también tendrían su espejo en la supuesta dualidad Castilla -Cataluña desbordada de leyendas y verdades a medias que señalarían a la meseta como último refugio del ser español más retrógrado y reservaría a su "contraria" el papel cosmopolita y pujante que todavía hoy parece tener gran calado entre algunos. La escala de grises, en este caso, es alargada.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Por último, queda el pueblo. La intrahistoria de nuestro país. Aquellos que más sufrieron los caprichos de reyes y gobernantes ineptos a los que, en algunos casos, ayudaron a alzarse con el poder. ¿Qué fue la Guerra de la Independencia si no una reacción católica y absolutista frente al invasor ilustrado francés? La Constitución de Cádiz, nos dice García de Cortázar, fue el maravilloso sueño de unos españoles lejanos quizás al sentir del pueblo, el mismo que ayudó a Fernando VII a volver al trono para seguir reinando a sus anchas. De ahí que esos ilustrados pusieran gran empeño en, a través de la opinión pública, es decir, los incipientes periódicos, construir el carácter noble y libertario de unas gentes en realidad analfabetas y temerosas al cambio de los tiempos. Un mito, el del pueblo ansioso de libertad, que se extendió a lo largo del S. XIX y llegó hasta la II República, esa puesta al día de la política española respecto a Europa traicionada por militares que le juraron lealtad y mal entendida por muchos, tanto de izquierdas como de derechas. Para muchos, un camino que sólo podía conducir a una guerra fraticida. Otro falso mito, pues el historiador bilbaíno considera que el conflicto bélico no tenía por qué haber sucedido y que fue esa traición militar la que lo hizo explotar definitivamente.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">El camino de la dictadura de Franco fue largo y rico en silencios, represiones y ejecuciones sumarias. El régimen consiguió maquillar su carácter totalitario con cierta pujanza económica en los años 60 consecuencia directa del turismo y la emigración de compatriotas a países del entorno europeo. También le ayudó la situación política internacional por su furibundo discurso anticomunista, cuando, en realidad, durante la II República, el comunismo no era la ideología de izquierdas más popular frente a anarquistas, republicanos y socialistas. Pero el camino, en definitiva, fue demasiado largo. El dictador murió en su cama, así que ese pueblo ansioso de libertad poco coincide con el pueblo resignado a su suerte política y satisfecho con su piso y su seiscientos ("El Verdugo", de Berlanga, es un buen ejemplo). Una situación que muchos, en nuestra democracia, han querido revertir, manipulando su propia biografía y convirtiéndose, de la noche a la mañana, en ciudadanos reprimidos por los grises, militantes clandestinos o presos políticos.<br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Hay muchos otros mitos que acompañan nuestro paso por la Historia. Los más jóvenes los hemos bebido con la misma desgana con la que se toma esa última copa que retrasa nuestro anhelado descanso. Ya es hora de que, a la luz de una memoria justa y libre de prejuicios ideológicos, se nos sirvan otros cócteles en los que no esté presente el alcohol de los intereses personales. Esa lucidez puede ayudarnos a recordar dignamente el pasado de nuestro país para construir su futuro, que no tiene por qué ser negro ni tampoco tiene por qué estar teñido de enfrentamientos entre hermanos. Me quedo con una frase de Azaña, Presidente de la II República, pronunciada en el Ayuntamiento de Valencia en 1937 y citada en el libro de García de Cortázar: "No será un triunfo personal [la supuesta victoria de los republicanos], porque cuando se tiene el dolor de español que yo tengo en el alma, no se triunfa contra compatriotas". A día de hoy, la suscribo plenamente.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-12418328421531151122008-04-03T11:34:00.006+02:002008-04-03T13:54:53.598+02:00Fun Home. Una familia tragicómica<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvOSIqFPz29wCMr7MjScEgBSI4JbXmBlzkNZmTJxqLJ2SXMjMMVk0jQWaJ-HesKYu4ddvrK9QCSOyRsHRSBw39_KgAAzZcxT0r_ukjKUyaqNLPJslOFhAIbkg7Q8RJvT4ATTuTKc02Ilqt/s1600-h/funhome.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5184958028547626338" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvOSIqFPz29wCMr7MjScEgBSI4JbXmBlzkNZmTJxqLJ2SXMjMMVk0jQWaJ-HesKYu4ddvrK9QCSOyRsHRSBw39_KgAAzZcxT0r_ukjKUyaqNLPJslOFhAIbkg7Q8RJvT4ATTuTKc02Ilqt/s320/funhome.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">No se trata de revindicar en este blog el poder literario del tebeo, pero ejemplos como "Fun Home. Una familia tragicómica" de Alison Bechdel (Pensilvania, 1960) corroboran las teorías de los lectores más ávidos de esta expresión cultural. Con una poesía textual y visual íntima y descarnada, esta aclamada autora nos abre las puertas de sus fantasmagorías y obsesiones de par en par. Produce vértigo, en ocasiones, la delicada sinceridad con la que Bechdel nos confiesa lo que en su infancia la hizo tal y como es ahora.</div><div align="justify"><br />Paternidad, homosexualidad y literatura cruzan las viñetas de este largo tebeo para explicar la cara oculta de una familia realmente especial. Proust, Camus, Henry James, Wilde, Scott Fitzgerald, Faulkner... Son innumerables las referencias literarias con las que la joven protagonista trata de entenderse y entender a quienes le rodean, sobre todo a su padre, un homosexual reprimido que opta por la impostura en lugar de vivir conforme a sus tendencias.</div><div align="justify"> </div><p align="left"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYWMlVl_YsOMl7d-kMdIh79ulBPc7LWhxAcGexw6VW_A75UENZUoAWHRI89XxWjQxkOgjsIpaDtcQ-mEFMkX_DhELPgK6A0g3UBDfC5QaGQHOv1EqsnJq3IEgt6tyXKVdpWy1WY38Fakb_/s1600-h/funhome.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5184985494863484274" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYWMlVl_YsOMl7d-kMdIh79ulBPc7LWhxAcGexw6VW_A75UENZUoAWHRI89XxWjQxkOgjsIpaDtcQ-mEFMkX_DhELPgK6A0g3UBDfC5QaGQHOv1EqsnJq3IEgt6tyXKVdpWy1WY38Fakb_/s320/funhome.bmp" border="0" /></a><br /></p><p align="justify">Es más fácil aparentar lo que no se es que ser como uno realmente es. Quedarse con la imagen que refleja el espejo es una tentación demasiado poderosa y quizás, en el caso del padre de esta historia, la única que le está permitida. Por esa misma razón, la niña, su hija, observadora compulsiva de sí misma, tampoco tiene otro camino que el de reconocer su propia condición por simple oposición a su progenitor. En un ataque de reflexión freudiana, Bechdel reconoce que le tocó a ella aportar la condición masculina en su familia y que fue una opción vital a la que llega, no a través de la experiencia corporal, si no a través del intelecto. Con miedo, con mucho miedo, la joven se declara lesbiana poco antes de que conozca la tendencia homosexual de su padre, momento en el que el extraño comportamiento de este hombre atormentado cobra sentido a los ojos de su hija. Sin embargo, este nudo que les une llega demasiado tarde para recuperar el tiempo perdido entre ambos y el edificio se desmorona consumido por la enfermedad incubada a lo largo de los años.</p><p align="justify">Con esos mimbres, la autora trenza un relato que es, al mismo tiempo, reconciliación con su pasado y canto de amor al padre perdido en vida y rescatado en la tinta de sus maravillosos dibujos y sus fantásticos pasajes literarios. Un esfuerzo al que se suma el talento creativo de Bechdel que hacen de "Fun Home. Una familia tragicómica" un tebeo a la altura de las mejores novelas de nuestro tiempo.</p>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-69599310436170578422008-04-01T20:42:00.008+02:002008-09-10T03:16:59.819+02:00Últimas sesiones con Marilyn<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWDoB-dJaCoc6iNNyywAJLvbBwPLJyvui0Sja7nFsS-aZsiLWbQo-aCu0co86pdaFxjqH4kCQ5o9jSM75jfahiXlNvlm09_9f_Nm8vztaNx69DWovMegvJtMub_6PRAmWGfvTF5oeEEoND/s1600-h/marilyn.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5184359885632181586" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWDoB-dJaCoc6iNNyywAJLvbBwPLJyvui0Sja7nFsS-aZsiLWbQo-aCu0co86pdaFxjqH4kCQ5o9jSM75jfahiXlNvlm09_9f_Nm8vztaNx69DWovMegvJtMub_6PRAmWGfvTF5oeEEoND/s320/marilyn.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">El cine inmortalizó a Marilyn Monroe y mató a Norma Jean Baker. El cine, el psicoanálisis, sus relaciones matrimoniales, una infancia triste, las drogas... ¿Suicidio entonces o suicidio inducido? No es esa la pregunta a la que quiere dar respuesta Michel Schneider (1944) en esta novela, pero sí que parte de ese punto para hablar de quien encontró el cadáver del mito y lo vió por última vez vivo: Ralph Greenson. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Ralph Greenson fue el último psicoanalista de la rubia actriz. A él le dirigió Marilyn varias cintas magnetofónicas en las que descargaba sus obsesiones, su malestar existencial, sus dudas, y de ellas parte una historia que camina entre la realidad de personajes, fechas y lugares de la acción y la propia imaginación del autor. Es sólo un síntoma de la extraña e íntima relación que se estableció entre dos personas aparentemente distintas, radicalmente opuestas. Marilyn es una niña que tiene su propio Rosebud, un piano blanco de su infancia, y Ralph Greenson un freudiano sesudo y poco agraciado adoptando el papel de padre, implicándose hasta el tuétano en la recuperación de su famosa cliente. ¿Pero por qué Ralph Greenson se involucró en este caso hasta el extremo de abrir las puertas de su familia a Marilyn Monroe si ya era el reputado psicoanalista de estrellas como Frank Sinatra, Jack Lemmon o Vivian Leigh? Flechazo o compasión, lo cierto es que Greenson decidió tratar a Norma Jean Baker y no a Marilyn Monroe, aunque tal tratamiento supusiera saltarse sus propios códigos deontológicos.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Por otro lado, hay que entender que, si bien Marilyn Monroe se convirtió en una adicta a los divanes, entre 1950 y 1965 el psicoanálisis fue en Hollywood lo que ahora es el budismo o la cienciología entre Tom Cruise, Richard Gere, John Travolta y fauna de ese pelaje. Un camino de conocimiento interior para personas que no parecen de este planeta. Por eso probablemente Marilyn Monroe comienza a interesarse por la obra de Sigmund Freud con tan sólo 20 años. Porque desea encontrar el bálsamo a las heridas en esas teorías de nuevo cuño que, sin embargo, en aquellos momentos, son todavía una ciencia en pañales, casi contraproducente para enfermos que, a día de hoy, obtienen resultados infinitamente mejores a sus problemas gracias al avance de esta medicina del alma. La pregunta asalta de inmediato al lector: ¿Si Marilyn Monroe hubiese sido atendida por la psiquiatría actual, hubiese corrido mejor suerte?</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Elucubraciones aparte, lo que uno descubre al leer este libro es lo inevitable e interesado que fue el matrimonio entre cine y psicoanálisis por aquellos años. La interpretación de los sueños se convirtió en la materia prima de la fábrica de sueños. Ésta, en el laboratorio de los líderes espirituales. Porque en aquella época, el psiconalista se erigía en ocasiones en conductor de la propia vida de sus pacientes, recomendándoles amistades, rodajes, matrimonios, drogas de dudosa eficacia y demás. Así pues, sólo cabe concluir que Marilyn Monroe no fue nada más que víctima de su propio tiempo y circunstancias.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">El mito siempre termina por cobrar vida propia antes o después. Decía Marilyn que sus amantes se acostaban con Marilyn Monroe y se despertaban con Norma Jean Baker. Es decir, poseían al mito, satisfacían el sueño y la vanidad, y despreciaban al ser humano que lo sostenía. Una situación insoportable para esa mujer, débil, humana, demasiado humana o tan humana como todos. Un desdoblamiento cruel cuya tiranía, además, quizás sólo podía destrozarse de una manera: matando al mito. Imagino a Norma Jean Baker tiñéndose el pelo con agua oxígenada frente al espejo. Viendo aparecer de nuevo al monstruo que todo le había dado y todo le quitaba. Estudiando el arma más eficaz para su destrucción. Alimentando sus ansias de asesinarlo y liberarse de su yugo. Deseando morir más que vivir.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Ralph Greenson iba a marchar a Europa a pronunciar una serie de conferencias en el peor momento para Norma Jean Baker. Cuando quizás había tomado la decisión más drástica tras atormentarse con lo que ella, quién sabe, tomaba por un nuevo abandono. Esta vez sí, el definitivo, el que se cumplió el 4 de Agosto de 1962.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-51383623773908571612008-03-25T20:08:00.002+01:002008-03-27T18:53:03.353+01:00Making Of<a href="http://www.randomhousemondadori.es/Inicio/Inicio.aspx"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181758269322171634" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8Pfzjz0JgxgSU4OcbQtytGZ9iQpqGTE8YWvgUw20APkS_T1WGgbrrJkWaFdQ_6Kc1Kwq5tAmUWx45QqGwbq8LoEeKqwQRtSrh6djtRgcZxuATQI4PIq9gOil0b7SeG655wTvP_gMQ2kfG/s320/making.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">O cuando Iggy Pop descendió en el año de 2048 a Las Bardenas Reales (Navarra) para vivir una historia en la que se mezclaban dinosaurios extraterrestres, sheriffs de baja estofa con tendencias pederastas y jueces de doscientos años cuyo secreto de longevidad radicaba en elementos electrónicos adosados a su cerebro. </div><div align="justify"><br />A muy grandes rasgos, eso es lo que nos contaba allá por 1997 "Atolladero", la ópera prima cinematográfica de Óscar Aibar (Barcelona, 1967). Una apuesta arriesgada por un género en el cine español inédito, el western futurista, que pasó desapercibida entre el gran público y ahora recibe la etiqueta de "película de culto". </div><div align="justify"><br />Lo que sería un pena es que el making of de ese largometraje pasara igualmente desapercibido ahora que su director se ha aventurado a narrarlo de forma novelesca y divertida hasta la carcajada. "Making of" es la historia del rodaje de un novato en estas lides que no puede tener peor fortuna en su primer paso. </div><div align="justify"><br />Un desierto en el que llueve durante cuatro días seguidos, actores adictos a la cocaína, protagonistas que mueren en el mismo rodaje y, por supuesto, productores que no tienen pasta para pagar al equipo técnico. Salpicada de anécdotas, a cada cual más jugosa, el lector se pasea por estas páginas con el mismo disfrute con el que el cinéfilo goza con la historia que Tom DiCillo nos contaba en "Vivir rodando" con un Steve Buscemi en estado de gracia. </div><div align="justify"><br />Pero que no piense el lector de "Making of" que esta desternillante historia no hizo mella en el espíritu de Óscar Aibar. La muerte por SIDA de Félix Rotaeta, el actor y amigo del escritor - director, alimentó una serie de fantasmas en Aibar que no se disolvieron hasta pasados tres años. Tierno y trágico es el fragmento en el que se narra cómo, el mismo día de la muerte de Rotaeta, el equipo técnico lo subía arropado en mantas a la colina donde debía interpretar su otra muerte, la de la película, frente a Iggy Pop, que después quedaría fuertemente impresionado por el trágico desenlace. Tan tierno y trágico como el otro fragmento de la novela en el que Óscar Aibar describe el destino fatal que un perro escogido para una de las escenas iba a sufrir en una perrera municipal nada más terminarla. </div><div align="justify"><br />Pero Óscar Aibar, que no es físico, sí que tiene una fórmula exacta que le permite sobrevivir a un mundo extraño. Tragedia + Tiempo = Risa. De ese modo, su literatura consigue una comicidad amable pero despiadada con el desarrollo de las cosas cotidianas y, sobre todo, es capaz de tratar con cariño e ironía a todos los inadaptados sociales a los que este hombre ha ido conociendo a lo largo de su trayectoria como guionista de tebeos, cineasta, realizador de TV o escritor. Entre otros, Perico Fernández (campeón del mundo de boxeo español arruinado y olvidado), Ibañez (el autor de Mortadelo y Filemón que un día tuvo a Aibar pendiente toda una tarde de unas zapatillas de felpa en el Corte Inglés) o Vázquez (ese otro dibujante que, según cuenta también el autor de "Making of", fue el último anarquista de España que no dudaba en entregar historietas incompletas para cobrar su dinero, matar a su padre varias veces para justificar la primera jugarreta o pedir al periodista Óscar Aibar que incluyera en la entrevista una confesión amorosa por una italiana con la que había quedado ese mismo domingo). </div><div align="justify"><br />Nos estamos alejando de la esencia de la novela, pero hay que tener en cuenta que de esa retina memorística nace el univero que convierte a Aibar en un descreído que se ríe de su propia falta de fe. Una postura que transforma sus reflexiones en agudas y delirantes pinceladas del mundo extraño que nos rodea. Un mundo mucho más extraño que el que nos propuso en películas como "Atolladero" o "Platillos volantes".</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-50179563440916453252008-03-25T20:06:00.001+01:002008-03-27T18:52:25.455+01:00El cuaderno secreto de Hans<a href="http://www.lafabricaeditorial.com/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181757904249951458" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpbnd7COKd6a6MeyWKnadKqIK7WFRfCCd71IqIGWLslqmY4zJcJL-2VNBJ92v5a1cTRKfa967gBmldX36x837kfD2CIytQndCQDhMGc3WlrRmEXdJt-iC2yKYIxal9PLxCViPmoW2O1qId/s320/cuaderno.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify">Un niño no entiende el mundo, pero lo comprende. Un adulto no comprende el mundo, pero lo entiende. Ese es el pensamiento que he elaborado tras la lectura de "El cuaderno secreto de Hans" de Javier Salinas. </div><div align="justify"><br />A modo de versos, la mirada del niño se enfrenta a las imágenes de un mundo maravillosamente complejo en el que los adultos sobreviven con sus contradicciones y sus miedos. Estos no hacen nada más que crecer y sería bueno preguntarse si realmente el paso del tiempo convierte a un hombre en más sabio o en más ignorante. Porque frases como: "El tiempo no existe pero los relojes sí", "Ana es mi país preferido" o "Un campo de concentración no era un lugar para concentrarse" consiguen ese efecto literario y filosófico que sólo está al alcance del poeta o del inocente. Es decir, del místico o del niño. </div><div align="justify"><br />Así pues, la invitación del autor a contemplar el paisaje desde los ojos de Hans se antoja un desafío para el adulto, ya que en su lectura éste encontrará respuestas que un día muy lejano dio por validas y más adelante olvidó o simplemente asesinó para adaptarse a la jungla existencial. Pero no nos cortemos las venas tan rápido, ya que esa mirada también le señalará que el caminó que tomó en el pasado era inevitable y que sólo por el feliz recuerdo de aquellos días de inocencia ya merece la pena haberlo recorrido.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-67200237711633117742008-03-25T20:03:00.002+01:002008-03-27T18:51:35.751+01:00Los Rolling Stones en Perú<a href="http://www.editorialperiferica.com/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181757341609235666" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9qtcV-HB3i8FKurC3I2wU7jmqzgyQT55BoCgS1-uYovKM8CNvvqKd8uCoKLHTqr0WREzn1PlVF_qPjdwyNaCUTbgqe9760Y_qAc-wzWdU8ms4ZiPJaBWqGaEH1I9xN80U4-IoMAvQmRqe/s320/rolling.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Qué no se habrá escrito sobre sus Satánicas Majestades para que este libro pueda resultar interesante. Por lo pronto, que Mick Jagger, Keith Richards y Marianne Faithfull adujeron como motivo para viajar a Perú la magia. Quién sabe si bajo el influjo del espíritu de Aleister Crowley. Pero lo que hay de verdad en esa afirmación es más bien poco, ya que las dos estrellas necesitaban un lugar en el planeta donde su anonimato les permitiera drogarse como siempre y disfrutar como nunca.</div><br /><div align="justify">Haciendo primera parada en Brasil, donde una anciana confundió a Mick Jagger con Jesucristo, llegaron a Lima para encontrarse con una sociedad "elitista y racista", hoteles donde no se les permitía campar por sus respetos, periodistas que no les conocían y un pueblo llano que abría los ojos como platos con la estética de esos extranjeros multimillonarios.</div><br /><div align="justify">Eran los años en los que se editó "Let it bleed" y "Beggar Banquets", 1968 - 1969, cuando Scotland Yard les pisaba los talones por sus abusos y posesiones de drogas, cuando Brian Jones y Keith Richards afilaron sus cuchillos a propósito de una damisela llamada Anita Pallenberg. En fin, lo propio de estos casos.</div><br /><div align="justify">"Los Rolling Stones en Perú" es un reportaje literario divertido y ameno. No tanto para especialistas como para iniciados. Escrito a cuatro manos por dos periodistas peruanos, de los cuales uno de ellos vive en Madrid ganándose la vida paseando perros y suspirando por convertirse en novelista. Un libro recomendable, la verdad.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-29258372381749979992008-03-25T19:59:00.001+01:002008-03-27T18:49:41.544+01:00Togo: La sonrisa permanente<div align="justify"><a href="http://www.laminaediciones.com/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181756199147934914" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5Pe-f9MOXyV77OCXlJtZi5LtOFgYO6eJv9ZJN0tbpMFGxh1H9tlh59DN-Tas6rnsf00DxPJPurPNRLyPdupHQdh3lRvfYk2sXi77iq8zIYTwZGphSf9UQj-mJFl9lumfijTPCURB8k9Qw/s320/togo.jpg" border="0" /></a><br /><br />Un territorio que cuente con más de cuarenta etnias distintas, necesariamente ha de ser un auténtico avispero. ¿Es Togo un avispero? Para Enrique Tallo, no.<br /><br />Este titiritero, poeta y expedicionario (no siempre en ese orden) visitó el país africano en 2005 dispuesto a empaparse de su tradición oral. Se dice que, en África, cada vez que muere un anciano, desaparece una biblioteca. Pero la historia más importante la vivió en carne propia, cuando el dictador Eyadema murió justo por esos días y los viajeros se vieron atrapados en un país que había cerrado sus fronteras, expulsado a los periodistas extranjeros y agotado las existencias de machetes en sus mercados. Todo salió bien para ellos, afortunadamente. <p></p><div align="justify"></div><p align="justify">Recuperados del sobresalto, los expedicionarios salieron a campo abierto para comprobar cómo, en el país en el que los conflictos se resuelven a través de canciones y cuentos, los oráculos y fetichers son los verdaderos líderes de una sociedad en la que la familia tiene como eje vertebrador la experiencia de los más viejos del lugar. </p><div align="justify"></div><p align="justify">No hace mucho, salió publicado en prensa que las tribus más aisladas del continente africano no conocían ni la depresión ni el stress. En Togo parece que tampoco, ya que, ¿de qué se ríen los togoleños? Enrique Tallo todavía se lo pregunta, pero el caso es que se ríen continuamente. Quizás tengan a los espíritus de su lado. A esos espíritus que Occidente desprecia en favor del pragmatismo, la ciencia y la filosofía del "ver para creer". </p><div align="justify"></div><p align="justify">Sin necesidad de sacrificar una gallina, esparcir su sangre por las paredes y entrar en estado de trance, este es un libro recomendable para quienes todavía escuchan a sus abuelos pacientemente y creen que sus historias le enseñarán mucho más que toda la literatura escrita del mundo. </p></div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-55244769377283820352008-03-25T19:57:00.002+01:002008-03-27T18:44:21.293+01:00Pájaro en mano<div align="justify"><a href="http://www.edicionesb.com/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181755567787742386" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSH8mARUGCRmfdvzIoPnwriZ_m5gWxZFPH01qC57ycGvOwhtUPFCV1FZf-BVheKJ5WMY85uqrqCs-L9fFk7aDzOGlNvOR41Q3d08sRIXe_2U1CVD_C3xxQo5uHm8bMmXTk8UdjihlHlR5C/s320/pajaro.jpg" border="0" /></a><br /><br />Que la novela negra es un espejo de la sociedad en la que ha sido escrita es algo sabido por todos a los aficionados al género. Si Dashiel Hammet y Raymond Chandler reflejaban, cada uno a su manera, las ambiciones y miserias de los engranajes de una sociedad capitalista en desarrollo galopante; si George Simenon se interesaba por las pequeñas ciudades de provincias en las que hombres sencillos se convertían en asesinos; y si, por hablar de un contemporáneo, Petros Markaris radiografía con saña la tambaleante Grecia que se debate entre la modernidad y el caos; ¿de qué se podría escribir en España una novela negra?<br /><br />Ni siquiera es necesario abrir los periódicos para pensar en tres o cuatro temas que vendrían al pelo: los nacionalismos y sus tentáculos más sangrientos, el goteo de mujeres asesinadas por sus parejas, la inmigración clandestina y la corrupción política y sus lazos con las mafias organizadas. Quedémonos con esta última y entremos pues en los despachos de abogados y en los plenos municipales. Visitemos los solares en construcción, los bares de la jet set, donde putas y mafiosos rusos beben de la misma botella, y entremos en las mansiones cimentadas en dinero previamente blanqueado. De ese modo, nuestros pasos terminarán por conducirnos a Marbella, ciudad marcada ya para la historia y desgraciadamente por el sello de la corrupción.<br /><br />Esas vísceras son las que ha diseccionado ahora Juan Madrid en "Pájaro en mano". Una novela en la que la decadencia de todo un sistema se ceba en un territorio tomado literalmente por seres que toman la ilegalidad como un derecho inalienable.<br /><br />Con la Operación Malaya de fondo, las costas españolas atestadas de turistas y el Mar Mediterráneo más sucio que nunca, "Pájaro en mano" se antoja como un cóctel que entra fresquito y deja un ligero sabor ácido en la boca.<br /><br />Y el rumor de las olas invitando a la siesta... </div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-6943507382391066282008-03-25T19:52:00.002+01:002008-03-27T18:44:00.840+01:002666 / Los detectives salvajes<div align="justify"><a href="http://www.anagrama-ed.es/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181754717384217746" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYnZKbxhxvkDutS9ttvrJ_vQBdwhgYqJIFEB89sjsK7DZDwxI8aSlZhq0DGWkktQ-71PW8gPCae_rIfHrJ4ghEzOc6RTuBN1LUUaslfj1XYzR9ZONoWumJ_EOBOpacpEKssJ401IwEoVm7/s320/2666.jpg" border="0" /></a> <a href="http://www.anagrama-ed.es/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181754794693629090" style="WIDTH: 88px; CURSOR: hand; HEIGHT: 124px" height="124" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmgOp0E3K42Zob7dNt64sUjy0n0jD5bkh6bkJBiNve0UnFdcte0dnocjPhjnLEVZfMDkPvzIhqtjQHsdbwwn1JnBNgiLJAYBIbGgHGibuQBVHLatHO55AIZEfYVqI-gd6VzDn2Jokr32BM/s320/DetectivesSalvajes.jpg" width="154" border="0" /></a><br /><br />Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953) murió en 2003 en Barcelona por una insuficiencia hepática. El escritor había ganado el Premio Herralde y el Premio Rómulo Gallegos por "Los detectives Salvajes" y había dejado inconclusa una larguísima novela, "2666". La gloria literaria le llegó en vida, pero parece que su muerte animó todavía más los halagos de sus obras. El mexicano Jorge Volpi, por ejemplo, y toda la generación del crack mexicana lo ensalzan a la categoría de maestro por su espíritu rupturista ante la literatura oficial.<br /><br /></div><div align="justify">Es cierto. Bolaño se salió de la tangente a través del movimiento poético infrarealista en la realidad y del movimiento real visceralista en la ficción ("Los detectives salvajes") y debemos reconocer por tanto su valentía a la hora de intentar marcar otros derroteros para la novela.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">Tanto en "Los detectives salvajes" como en "2666", Roberto Bolaño utiliza la literatura como cauce por el que se desborda una auténtica riada de personajes y ocurrencias que van dando forma a sus historias. En ambas aparece la figura del escritor desaparecido (Cesárea Tinajero en "Los detectives salvajes" y Benno Von Archimboldi en "2666") buscado por otros escritores o por profesores de literatura de diverso pelaje. ¿Debemos entender que Roberto Bolaño se pasó toda la vida buscándose a sí mismo como escritor y que quizás no tuvo tiempo de encontrarse? </div><br /><div align="justify">Es una suposición arriesgada, ya que Bolaño tiene un estilo muy personal, pero su ironía respecto a la literatura (divertidísimo el pasaje de "Los detectives salvajes" en el que uno de los personajes tacha a todos los poetas de maricones) puede hacernos entender que quizás del primero que se ríe el autor es de sí mismo y, por tanto, de lo que está escribiendo.</div><br /><div align="justify">Esa idea, desde luego, hace que se encuentren pasajes en sus obras desternillantes y muy lúcidos. Pero, para llegar hasta ellos, el lector ha de atravesar demasiado a menudo largos desiertos de muy escaso interés. Sólo por poner un ejemplo: la interminable sucesión de historias sobre mujeres asesinadas que trabajaban en las maquiladoras mexicanas con detalladas descripciones del estado de sus cadáveres en "2666". Es como si Bolaño no conociera el arte de la poda literaria y, como consecuencia, dejase al lector en un jardín selvático donde, para encontrar una rosa, hay que desbrozar infinidad de malas hierbas.</div><br /><div align="justify">Se plantea un interrogante. ¿Qué nos quiere contar Bolaño en sus historias más allá de las reflexiones literarias de sus personajes y de las relaciones, más o menos interesantes, que se establecen entre sus personajes? Quizás nada o quizás todo, pero la indefinición puede llegar a aburrir al lector soberanamente.</div><br /><div align="justify">De todos modos, leer a Roberto Bolaño no hará daño a nadie. Tiene una grandísima capacidad de fabulación y, de vez en cuando, ese potencial puede hacer pasar muy buenos ratos literarios. Pero de ahí a considerarlo como figura imprescindible de la literatura latinoamericana de los últimos tiempos va un trecho. Quizás si no hubiese muerto inesperadamente no tendría que cargar con semejante carga y hubiera tenido suficiente tiempo para encontrar a su particular Césárea Tinajero o Benno Von Archimboldi.</div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3717357701606741232.post-49329681746088244382008-03-25T19:50:00.001+01:002008-03-27T18:42:50.454+01:00Nadie me mata<div align="justify"><a href="http://www.tusquets-editores.es/"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181753922815267970" style="CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeadTdKBvNXZoZrpF4jfsIfModiHcJxiwCvPC1blqRfngYkRXOUzH52MiwT8s5Uxlhp2I5h2_Qe5oB6AnOzZpOLOnJnQk1UrxJtfYOWnTsgyeqyrZBvCSu5il8mYgsL_naBfSyJzgJldmi/s320/nadieme.jpg" border="0" /></a><br /><br />Un alma que transita de un cuerpo a otro mientras interpreta paso por paso en cada uno de ellos el papel que se le ha otorgado en una película . Una ciudad decadente y atravesada por los zarpazos del terrorismo y de una pandemia desconocida. Amor, heroísmo, traición, decepciones vitales, deseo y pasión.<br /><br />Podrían ser esas claves el argumento de un thriller psicológico, pero lo son de la última novela de Javier Azpeitia (Madrid, 1962). No hay respiro en este juego del destino. Mientras los dados del azar nos indican las casillas que hemos de ir ocupando camino del idílico final, todo nos resulta extrañamente familiar. Avanzamos sin pasado ni recuerdos, porque estamos atrapados en los demás. Sin embargo, nos comportamos tal y como lo harían ese hombre, esa mujer, esa niña. Así pues, ¿somos dueños de nuestras propias decisiones? Parece ser que no, que los griegos tenían razón y que las hilanderas siguen tejiendo el Destino de los hombres con independencia del alma que gobierne sus cuerpos. De ese modo, nuestro yo no es más que una ficción; nuestras decisiones, un espejismo de la voluntad; nuestros sentimientos, una construcción onírica para soportar el inevitable sinsentido de la existencia. ¿Dónde agarrarse entonces?<br /><br />De lectura agradable, esta ficción filosófica atrapa sin necesidad de grandes y pomposas reflexiones. Prima la acción, el movimiento de la vida dictado por Lo Desconocido.<br /><br />¿Habrá sido escrita esta reseña mucho antes de que yo crea haberla escrito por primera vez? </div>Laíntxohttp://www.blogger.com/profile/11912363090969646355noreply@blogger.com0